En su constante búsqueda y múltiple exploración, el autor presenta su visión personal del ruido y del silencio – fundamentos esenciales para interpretar la polaridad de la existencia humana-. Los poemas de la primera parte Rugitus, reflejan las tradiciones castrantes, la moralina religiosa, el uso excesivo de adjetivos y una sobre exposición de la palabra, elementos que enturbian el entendimiento y niegan al Ser. En la segunda parte, Silentium, se expresa la precisión del acto, la templanza de la voz, la armonía de la nada, la amoral de la naturaleza de la vida, el verdadero Dios, elementos que explican al Ser. Se exponen de esta forma las dos caras de la misma moneda, planteándose finalmente la posibilidad de que el ruido que nos aleja de Dios, en su puro y sabio silencio, solo sea el aullido y el doloroso llanto del demonio ante la humilde sonrisa de Dios. Es un libro cargado de misticismo y religiosidad, pero también de abierta e irreverente crítica al catolicismo. El libro consta de 42 textos poéticos gráficos, distribuidos en 110 páginas, tienen la particularidad de que todos ocupan una página completa, aprovechando los espacios en blanco y jugando con la disposición del texto. En cada página el autor utiliza una diagramación diferente que simboliza la personalidad particular de cada texto, lo cual obedece al planteamiento de fondo de cada una de las dos partes. La carátula, nos recuerda la primera edición de La Casa de Cartón de Martín Adán, publicada en 1928, y la concepción del texto, los poemas gráficos de Jorge Eduardo Eielson.(230)