Los cambios sociales y culturales que hoy se evidencian en nuestra cotidianidad, hace precario nuestros sentimientos por el Otro, y nuestra fe hacia la comunidad. Sin embargo, “el aprendizaje de cómo vivir juntos y cómo ayudarnos con sensibilidad unos a otos a encarar los desafíos del mundo ambivalente está todavía pendiente”. Este afán, es fundamentalmente importante, y depende de cada uno de nosotros, y de todos nosotros juntos que se haga efectiva.(350)