Sin recurrir al hechizo del virtuosismo fácil ni caer en la versificación descuidada, Alex Morillo nos regala un notable manojo de poemas en el cual se percibe un feliz acierto: partir del canon vigente de la escritura en nuestro medio y echarse a volar por horizontes insospechados, como los pájaros incandescentes: son sus alas los ritos del amor, la soledad y el conjuro de lo inasible que apenas se diluye, en cada texto suyo, con un leve tono narrativo. Fragilidad de lo visible es un temprano arreglo de cuentas. Y las resonancias líricas de este apreciable libro legitiman una sospecha de Octavio Paz, quien consideraba que "la poesía debe ser un poco seca para que arda bien, y de este modo iluminarnos y calentarnos". En estos tiempos sombríos, la luz que irradia Fragilidad de lo visible ilumina nuestros desvelos y presentimientos. Hildebrando Pérez Grande.