Reseña
A sólo ocho meses del gobierno aprista se ha hecho patente la mala educación. Las lecciones de estos meses exhiben a la política como espectáculo, al presidente como su gran actor que opaca el accionar de sus ministros y, dicho sea de paso, muestran una gran incapacidad para resolver necesidades específicas de seguridad ciudadana y de salud. Esta errada manera de hacer política convierte a los ministros y viceministros en operadores de las decisiones presidenciales. Con el pretexto de mejorar la calidad de la educación se está desarrollado una campaña política y mediática que desprestigia de manera grotesca al magisterio, centrando únicamente en él los resultados de la mala educación.