Javier de Belaunde dedica un estudio a Luna Pizarro, quien tuvo un papel decisivo en la historia de la Independencia. Belaunde ha rescatado parte de la correspondencia personal del clérigo que fue primer presidente del Congreso y la publica en el presente libro. Al igual que otros próceres, Luna Pizarro (1780-1855) se plegó al movimiento independentista tardíamente, con reservas. Son esas vacilaciones, por lo que comunican acerca del horizonte mental de una época, las que conceden al personaje un enorme interés. A principios del siglo XIX, cuando empieza a ganar peso la causa libertadora, Monarquía, Iglesia y propiedad se encuentran todavía unidos en una alianza que establece un modelo de pensamiento excluyente. Hundidos en una larga historia, los tres términos se retroalimentan y consagran una dinámica en la que Dios y la ley se sustentan uno al otro. El Rey, cabeza de un régimen de grandes propietarios, viene a ser, en el orden conservador, el garante de un designio metafísico.