El cuarto libro de Mariela Dreyfus (Lima, 1960) está planteado como un solo poema que se extiende a través de 46 páginas. Pero no se trata de un proyecto en el que el concepto pretende encarrilarse en un tono que se sostiene sin decaer. Pez, así se llama el poemario, opera más bien como un recorrido con diversas estaciones, marcadas por una clara destreza en el uso de distintos ritmos y formas sintácticas. De la prosa a una métrica fija; de un verso libre, de tono menor, a un fraseo lánguido, abierto. "Embrión de niño. poema en embrión", dice al inicio, y todo el recorrido se sostiene en una suerte de juego de espejos entre la creación artística y la creación de vida; entre el génesis y la inspiración. Por eso, líneas más abajo, afirma con agudeza: "Hablo del temblor del origen de dos cuerpos tendidos el uno sobre el otro". El telón de fondo del libro -el contrapunto tanático- es una Nueva York en llamas.