El hombre está predispuesto genéticamente a la armonía social. El antropólogo Fernando Silva Santisteban, quien despliega esa idea en El primate responsable, invierte los términos del darwinismo filosófico para proponer que a lo largo de la evolución la especie humana desarrolló una estructura psíquica que por herencia lo inclina a la cooperación y la solidaridad. Si las diferentes formas de liberalismo encuentran en el impulso egoísta el fundamento del progreso, Silva Santisteban ve este último como la consecuencia de un tramado de concesiones y transacciones realizadas a favor del bienestar del grupo.