El torbellino de cambios que sacude el mundo actual nos induce a asumir como programa medular un sistema de creencias definido por dos ideas capitales: innovación y eficiencia. En un mundo cada vez mas competitivo, el más capacitado y mejor preparado será el que se enrumbe decididamente hacia el éxito. En ello reside la enorme responsabilidad de ser maestro y la imperativa necesidad de una educación permanente que sea efectiva y eficaz.
La educación debe entenderse como un proceso eminentemente interactivo (de ahí la fórmula dialéctica de enseñanza-aprendizaje) y debe ser practicada como un resultado dinámico de la ciencia más rigurosa y de la tecnología más avanzada.
Para asumir esta empresa con cabal coherencia, se recurre a la tecnología educativa. Es el modo más provechoso de concebir el fenómeno educativo en el contexto de un mundo de cambios. Y, ciertamente, su indudable valor instrumental se acrecienta si se la adopta con una perspectiva humanista, como se hace en este libro.