Con amenazadores colmillos, trenzas en forma de serpiente-dragón y cuerpos de aves de rapiña, perros, zorros, jaguares, arañas y murciélagos, las deidades moche nos observan desde las vasijas ceremoniales y desde las paredes de las huacas de la Luna, de Cao y de Pañamarca.
Sobre la base de un minucioso análisis semiológico, Makowski reconstruye las secuencias de las escenas en cuyo contexto narrativo se puede entender la personalidad de cada uno de los protagonistas, así como conocer sus atributos y explicar el porqué de sus particulares atuendos. Por su parte Gires y Przadka someten al avnzado análisis estadístico el repertorio de rasgos que caracterizan las imágenes escultóricas de las deidades antropomorfas. (830)