En la esfera del pensamiento la admiración es una virtud apreciable, pues refleja la generosidad de nuestro espíritu y la sensibilidad de nuestra inteligencia para reconocer lo superior y valioso. No lo es, en cambio, el acatamiento disciplinado y sin reservas, pues éste, más que apertura mental delata acartonamiento y sumisión, declinación de ese don precioso que es la libertad de nuestra imaginación crítica. Esta disposición a la valoración y al diálogo es una de las virtudes que hacen destacables los libros publicados por Alberto Wagner de Reyna, los cuales han conquistado un lugar distinguido en la vida intelectual de nuestro país. Esta nueva publicación constituye un claro ejemplo de ello, pues tiene como materia el pensamiento de una de las cimas de la reflexión en nuestra época que, bien lo sabemos, ha intimidado a más de un exegeta. Este libro no sólo nos entrega el resultado de una larga y apasionada relación con el pensamiento de Heidegger, sino que nos brinda también testimonio del singular perfil intelectual y humano de su autor.