Cada vez que recorremos el camino, el horizonte es la esperanza. Y la esperanza se nombra con el sol de las praderas y las cumbres. Lo importante es que esa esperanza sea compartida por quienes siguen con nosotros el mismo camino u otros caminos cualesquiera, en busca del horizonte. Y lo importante es caminar cantando, creando, para comprobar que los árboles dan efectiva sombra y fruta generosa.