El Museo Itinerante de Arte por la Memoria surge como proyecto para protestar contra la dictadura civil de Alberto Fujimori, planteándose la recuperación de la memoria como herramienta de lucha política en la esfera pública. El espacio público es esencial en su apuesta por una cultura democrática, de ahí que el MIAxM privilegie la calle para provocar con sus montajes artísticos conversaciones difíciles entre múltiples públicos sobre el conflicto armado interno en el Perú. Sus montajes responden a la idea de anti-museo para crear una experiencia que priorice el diálogo y una participación más espontánea entre visitantes, curadores, artistas y con las obras de arte. Y son en estos encuentros que todos se convierten en actores que agregan valor estético a sus montajes. Lo relacional y estético se complementan para crear arte con capacidad de acción política. Asimismo, su énfasis en el proceso por encima del producto, no implica que las interacciones sociales y su activismo político adquieran toda la importancia, menoscabando el valor y calidad artística de los objetos ensamblados en sus montajes. La colección de arte del MIAxM no solo rompe con las clasificaciones que jerarquizan los objetos de arte, sino que los pone en diálogo en sus montajes, donde se resignifican entre sí. Los montajes del MIAxM en la plaza de Huamanga en el 2011 y la plaza de San Martín en el 2013, nos permiten reflexionar sobre cómo el arte y la política pueden hacer causa común para enfrentar la tendencia a la impunidad y el olvido en un Perú de posguerra.