En esta tercera entrega de Anécdotas de mi vida, Iván Muñiz Rothgiesser nos ofrece una visión fresca y renovada de su obra. El lector encontrará en estas páginas a un narrador que se muestra más cómodo en su faceta de autor, que ha asumido el título de escritor como parte de su identidad y que, sin embargo, sigue encontrando en la sencillez de los momentos cotidianos su principal fuente de sabiduría, contemplación y felicidad.

Sus historias siguen siendo concisas y divertidas, su prosa ligera y amena, sus anécdotas siguen albergando profundas reflexiones. Pero entre líneas podemos encontrar una versión más refinada de lo que había logrado en sus dos libros anteriores, algo que va más allá de leer a un autor que ha logrado convertirse en un maestro de su estilo: la visión de un artista que comprende que la evolución no está en transformarnos radicalmente, sino en redescubrir la belleza de

aquello que a veces damos por sentado.