Sumergirse en La Sanción y La Felpa es enfundarse en un calidoscopio sobre la vida social cauchera en la Amazonía peruana como el sempiterno problema de tierras entre indígenas y colonos, la inmigración y sus escollos, la usencia de jueces en sus despachos o los palmarios intereses de los caciques locales para resolver conflictos. Ambos periódicos son un dueto estratégico. En La Sanción se busca, clama y reclama el castigo a los asesinos del Putumayo y el nombre parece venirle como anillo al dedo cuando vocifera contra la impunidad de los responsables de las matanzas de indígenas. La Felpa tiene una línea editorial satírica, con punzantes caricaturas, donde se atiza y fustiga con el propósito de desentumeces del letargo, que da merecidos rapapolvos a las autoridades y responsables sobre lo que estaba sucediendo en las posesiones gomeras de Julio César Arana y sus socios. La divulgación de estos periódicos robustece las magras memorias sobre el caucho y forja que, por fin, se vaya en dirección contraria al modo de hacer historia que inunda los trópicos sobre esta etapa, con datos antojadizos o anécdotas. Esta publicación es asimismo una suerte de justicia poética para su director y editor, Benjamín Saldaña Rocca, que tanto clamó ante la indiferencia de entonces. Miguel Donayre Pinedo. (650)