Reseña
Con una argumentación contundente pero serena, y partiendo de esos y otros casos de gran corrupción, José Ugaz analiza sus diferentes ángulos para decirnos —o recordarnos— verdades que no dejan de ser impactantes. Que no es solo un ejercicio individual, sino que se consolida en redes, en firmas, en organizaciones delictivas. Que es practicada gravemente desde lo público pero que lo privado ha sido también envilecido. Que sus tentáculos son tan largos que incluso llega a infiltrarse en la estructura y el funcionamiento de los Estados, hasta pervertirlos por completo. Y que no solo representa un daño material para los países, sino que afecta los derechos fundamentales —vida, salud, educación— de sus ciudadanos, especialmente de los más vulnerables.