Desde el título, el volumen nos anuncia su veta imaginativa y quizá su prosapia surreal. Pero también su constructividad abierta: el ancho mundo nos parece convidar a mirarlo e imaginarlo desde aquella ventana sin límites que sería la poesía misma o la particular visión del poeta. Así definidas las cosas, empezamos nuestro viaje con el Argonauta –como se titula la primera parte del poemario- en clara alusión al mítico periplo de la antigüedad, recordando además que desde la clásica Era y hasta la modernidad baudelariana e incluso nuestra contemporaneidad conversacional (pienso en Enrique Lihn) el viaje ha sido considerado símil de la existencia: desplazamiento y tránsito por el que discurrimos hasta nuestro destino final.  Recibimos entonces la visa para el Pasaporte a tu encuentro primer texto de la trilogía que conforma Argonauta, esta primera sección del libro.  Se trata de un poema de amor, escrito –según nos enteramos por la dedicatoria- a caballo entre Lima y Santiago de Chile. El tema ronda en torno a la separación de los amantes y a la memoria feliz de los encuentros fugaces. Roger Santiváñez