Un veterano e imbatible coronel del ejército es emboscado por su tenaz enemigo en el último día de su permanencia en el frente; un ensimismado y profético anciano permanece encaramado sobre las maderas de un puente, esperando que las aguas impuras del gran rio recobren su esencia benefactora para la comunidad; Allica, la joven pastora venida de las alturas de Lircay, a último momento se niega a ofrendar su rica manta y taita Santiago y le interpela vivamente acerca de su doblez y complicidad en el destino de la gente y sus animales en medio de la negra noche de la guerra interna.