Eximio matemático, tiene problemas para llevar la cuenta del número de periodos que suma en el poder y de cuántos le faltan para irse. Frío calculador, está calentando más de lo recomendable el piso sobre el que se asienta. Duro entre los duros, nunca está en su sitio cuando los acontecimientos cortan. nadie es como él. Por eso sus delfines no aspiran a reemplazarlo y la política de estos años parece hecha para saber cuánto tiempo más se propone seguir en el cargo. Raúl Wiener acomete su mayor delirio intentando construir un método y un estilo para entender el clima político y la pugna por el poder en la larga década de fin de siglo. Inédito proyecto este de querer diseccionar al monstruo, cuando aún está vivo y, como la fiera herida, lleva adelante sus peores maldades. Incomprendida tarea que ha tomado casi un año en reunir las condiciones para ver la calle y que ahora sólo espera el juicio implacable de quienes lo lean.