Quinintos mil trabajadores estatales -entre ellos carteros y telegrafistas-, son despedidos arbitrariamente como consecuencia de las cartas de intención impuestas por el FMI, y los organismos multilaterales de crédito, para el pago puntual de la deuda externa y la reinserción del país a la economía mundial, en un contexto teñido por la violencia, la corrupción y la violación sistemática de los derechos humanos. Soplín, quien sufrió en carne propia las consecuencias de los brutales despidos, recuerda que la represión al movimiento laboral se inicia a raíz del Paro Nacional del 19 de julio de 1977, con un costo social de cinco mil dirigentes despedidos y la muerte de siete jóvenes abatidos en el distrito limeño de Comas. Y Crónica de una despedida (El ocaso de los chasquis) nos hace revivir hechos nefastos, ocurridos en el contexto de gobiernos autoritarios que sembraron angustia y desolación en miles de modestos hogares, los cuales jamás deben volver a repetirse.