Esta breve e intensa reunión de poemas invita al lector a introducirse en un espacio sensitivo bastante original: el de una reconocible intimidad bucólica alimentada por tal desenfado carnal, que logra equilibrar muy bien lo sutil y lo corpóreo. Sin perder aquello que todo buen libro de poesía debe tener, el fino manejo de la palabra, Pasiones y pueblerías consigue transmitir el espíritu de un creador que no ha cejado de retornar en cuerpo y alma a su patria inicial, de donde extrae la savia de sus nobles ardores, pero también de una experiencia vital donde la perigrinación en la poesía ha esperado buenos años por hacerse escritura y asentarse en forma de libro.