La educación y comunicación tiende a convertirse cada día más en un monopolio de los "especialistas". De esa manera se margina al resto de la población de la tarea educativa, negándole su capacidad de comunicarse y educarse sin la eventual participación del profesional, maestro, comunicador, etc. El abismo entre los especialistas y el hombre común debe ser roto, es necesario devolver la educación y la comunicación al quehacer social y popular, revalorando su asombrosa creatividad. La experiencia popular debe ser reaprehendida por el especialista si es que realmente desea que su profesión sirva, debe anular y combatir esa perniciosa relación vertical de arriba para abajo y debe reemplazarla por una relación de mutuo aprendizaje, es decir horizontal, entre el profesional quisquilloso y el saber popular.  Este es el tema del presente libro de título desafiante y muy rico en contenido.