Dora Varona comienza a narrar esta historia a la edad de ochenta años. En ella convergen la vida de un joven aymara y la viuda del escritor peruano Ciro Alegría, con sus cuatro niños huérfanos. La necesidad económica y afectiva une a estos dos seres. La narración nos confronta con los conflictos sociales  y políticos del Perú de 1967 en adelante.
Sobresale la transformación que tiene lugar en la vida del joven nativo, al llegar a convivir con una familia de profundos principios morales y de un excepcional anhelo de superación. Esto prueba que las oportunidades de la vida y el interés en aprender y superarse dan lugar a admirables cambios. Es sorprendente saber que parte de este libro está escrito por el mismo personaje aymara, lo que convierte a esta narración río, de dos corrientes paralelas, en una cascada caudalosa.
La necesidad afectiva de dos seres opuestos en razas, edades y cultura se manifiesta en una poderosa atracción que vence todos los obstáculos..