Hace poco más de diez años, este distrito limeño concentraba a un elevado número de las más peligrosas y violentas pandillas y barras bravas de Lima. Hoy, el escenario urbano ha cambiado radicalmente, gracias al esfuerzo conjunto de un grupo de líderes que se propusieron trabajar junto con los jóvenes y con las pandillas, y no contra ellos. El artífice de este esfuerzo es el padre Chiqui, como cariñosamente llaman a José Ignacio Mantecón Sancho, sacerdote jesuita español oriundo de Zaragoza y peruano de corazón; párroco de la Virgen de Nazaret, de El Agustino, desde hace varios años, es también capellán del club Alianza Lima. Con extraordinaria empatía, compromiso y paciencia, Chiqui alentó la transformación de las pandillas en la Asociación Juvenil Martin Luther King, que se abocó a la tarea de ofrecerles a los jóvenes las oportunidades de las que carecían. El testimonio que aquí presentamos, el primero de esta serie, da cuenta de esa historia, contada por el propio Chiqui.