Martín Saavedra Luján, joven paleógrafo peruano residente en España, está de paso por el Perú en el verano de 2011 con el fin de recopilar datos para sus investigaciones sobre el mundo colonial andino. Por cosas del azar, durante sus pesquisas bibliográficas se reencuentra con una antigua colega de nacionalidad española, Covadonga Fombellida,  quien está realizando unas prácticas como bibliotecaria en el Convento de San Francisco de Lima. Sin querer, ambos se ven envueltos en el hallazgo de un manuscrito colonial de incalculable valor, hasta entonces desconocido, que puede cambiar la historia del Perú y del mundo: el Arte de los Quipus (1574), al que será difícil y casi imposible acceder. (220)