Los goces ensoñadores que brinda la naturaleza selvática, aquella energía peculiar que emana de su flora abundante y de sus ríos, el ambiente cálido de la ciudad de Iquitos con sus hombres y mujeres que aman y sufren, que viven de modo intenso los avatares de la vida, se ven reflejados en este conjunto de relatos cuyos dramas particulares están supeditados por el azar. Son historias breves y precisas, escritas de un solo plumazo, capturando el autor cada escena a vuelo de pájaro, como quien necesita nada mas un mínimo punto de apoyo para mostrarnos un universo lleno de conflictos, injusticia e insatisfacciones. (60)