El cerrajero, segundo poemario de José Antonio Villarán plantea una travesía entre dos culturas y dos idiomas, y despliega una visión del mundo como exploración del pensamiento bilingüe y de frontera. Dividido en seis estaciones,  el sujeto poético recorre la agenda del hombre contemporáneo situado en una ciudad como lima donde  la escritura es memoria e identidad (1), aviva el registro poético como pensamiento en disputa (2), fija el  lenguaje como espacio público y de reclamo (3), define las dinámicas para cuestionar y reordenar el mundo  desde categorías políticas y culturales (4), busca las promesas de comunión y de esperanza (5) y revisita la identidad del sujeto poético al final de un viaje bilingüe en pos del individuo multicultural (6).