A Roger Balaguer lo persigue la muerte como una oscura fatalidad. Los funestos incidentes que se suceden al azar, lo dejan abatido y desconcertado, en una existencia gratuita que sufre con el alma desnuda, expuesto a los eventos naturales, como un hombre que deambula sin paraguas bajo la lluvia. Los agentes policiales experimentan el mismo estupor ante los reiterados testimonios de Roger Balaguer de muertes presenciadas, en las que la participación del protagonista es siempre oblicua o involuntaria, sin reconocer responsabilidad alguna. Los extraños y fatales incidentes se suceden como una maldición en el periodo más sombrío de un exilio. De pronto, una jovencita limeña recién desembarcada en Sydney, Rosalía del Mar, detiene la rueda mortal de su vida, para sumergirlo luego en un estupor mayor. (300)