Uriel es un político de centro-izquierda de cabellos engominados; Juvenal, su hermano, es el alcalde de un pueblo remoto sin apoyo familiar y con muy malos cálculos políticos; Marcelo es un muchacho de clase media en una capital caótica y violenta, abrumado por problemas sexuales, preocupaciones existenciales y cierta obsesión por los viajes y la literatura; el Profesor es un líder terrorista, atrapado luego de diez años en la clandestinidad, que se enfrenta en la cárcel con las preguntas de un periodista de ambivalentes actitudes frente a su sexualidad y al país y que se presenta como el Diablo, el jefe encargado de un experimento que se realiza en ese territorio que los habitantes llaman patria.
La historia de estos personajes se dibuja en las páginas de esta novela que representa los problemas de un paisito sudamericano como cualquier otro, cargado de taras sociales, racismo y corrupción: un país de hartos lleno de personas que no entienden que algunas veces, para no fracasar, la única solución consiste en escapar. (210)