El libro es un importante esfuerzo por comprender la violencia ejercida a través de las pandillas territoriales y las barras bravas a partir de sus propios actores: jóvenes pandilleros y pandilleras, quienes expresan su cotidianidad en ámbitos heterogéneos de Huaycán, un ámbito social dramáticamente representativo de la Lima popular. Estos ámbitos son dinamitados por la violencia estructural, acompañada de redes complejas que se hilvanan en el barrio y al interior del colegio, sumado a consideraciones de violencia doméstica y necesidades sociales básicas insatisfechas. Se logra comprender dicho fenómeno desde la perspectiva de género accediendo a las emociones e interacciones afectivas, tanto masculinas como femeninas. Asimismo se identifica el significativo rol en la vida de estos grupos juveniles de las drogas y el alcohol, y su íntima relación con la violencia cotidiana inter barrial. Las expectativas simbólicas al interior del grupo juvenil pandilleril que mueven a estos jóvenes a venganzas cíclicas, así como el análisis a las fidelidades diversas que los acercan a una violencia cotidiana en la que se ven arraigados, nos lleva a identificar un comportamiento juvenil permeable, pudiendo ser violento y aguerrido en ciertos momentos, pero temeroso o de la institución educativa en otros. Pululan entre las fronteras de lo racional y lo irracional, de lo oficial a lo clandestino, en una incesante interacción propia de un mundo cotidiano juvenil polícromo.