Penúltimo dossier está estructurado en dos partes. En la primera, denominada “Alrededor de la identidad ribeyriana”, se recogen una serie de testimonios de escritores amigos sobre Julio Ramón Ribeyro. Con ellos se puede obtener un verdadero retrato humano del recordado escritor. Manuel Acosta Ojeda cuenta, por ejemplo, de las andanzas nocturnas juveniles de Ribeyro en barrios como Surquillo, cuando alternaba sin miedo ni prejuicios con borrachos, noctámbulos, en bares y billares.
También vivo es el retrato que ofrece Mario Vargas Llosa en una entrevista sobre Ribeyro. El novelista recuerda la amistad parisina, pero también el sinsabor de la campaña que hizo el cuentista cuando Vargas Llosa salió contra la estatización de la banca en los 80, durante el primer gobierno de Alan García.
Asimismo, los recuerdos de Carlos Eduardo Zavaleta, Abelardo Sánchez León, Alonso Cueto, etc.
La segunda parte, “Clase en la tinta ribeyriana”, completa el genio y figura de Ribeyro. Esta sección recoge una treintena de textos críticos sobre las diferentes obras de Ribeyro, tanto en narrativa corta, novelas, textos ensayísticos, teatro, así como sus libros reflexivos, como son sus Prosas apátridas y diarios.