¿El periodista es un ser que todo lo ve y todo lo sabe? ¿El periodista convive con el estiércol inmundo de la sociedad y permite la supervivencia de ídolos de barro? ¿Ser periodista es comprometerse como notario de los acontecimientos o callar cuando conviene a los propietarios de los medios de comunicación? ¿Puede un periodista rebelarse ante la injusticia que tiene que narrar? ¿Es la noticia policial diferente a la noticia política o ambas se retroalimentan y conviven? Todas estas preguntas saltan y asaltan nuestra mente en las páginas de “Archipiélago de Sierpes”, una novela que es un recorrido por las alcantarillas de la ciudad que son peores muchas veces que la que trasladan y diluyen las excretas de los pobladores.