DIRECTORIO
DE EDITORIALES

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Una “industria adolescente” que es necesario fortalecer
Una “industria adolescente” que es necesario fortalecer

Entrevista a Álvaro Lasso, Director de Estruendomudo Editores
Por Virginia Vilchez
Lima, mayo 2009


Alvaro Lasso, director de Estruendomudo Editores conversa con Librosperuanos.com sobre la industria editorial en el Perú. Señala que es “una industria adolescente”, a la que le falta madurar en muchos aspectos y a la que no se conoce lo suficiente. Refiere que, por ejemplo, en la sierra hay editoriales con publicaciones continuas, a las que nosotros vivimos dándoles la espalda. “Conocí a un editor de Huanuco que había sacado cincuenta libros, o sea, mucho más que muchos editores de Lima”, nos comenta. De otro lado, Alvaro Lasso destaca la importancia de Internet para unir y conectar a las editoriales independientes. Señala que en los años setenta el contacto era de carácter político. Los editores peruanos de izquierda estaban conectados con sus similares peruanos, mexicanos, cubanos, etc. “Mi generación no es política, es mediática”, precisa. Nos cuenta también sobre los orígenes de Estruendomudo, las labores de edición, las dificultades en la distribución, las librerías y mucho más.

- ¿Cuándo aparece Estruendomudo? ¿Por qué?
- Estruendomudo surge a partir de la creación de un periódico de poesía al que le tengo mucho cariño, y del que lamentablemente solo hicimos cinco números, pero que en su momento creo que sirvió mucho. Era un periódico que se llamaba Odumodneurtse!, que es Estruendomudo escrito al revés. Era nuevo en el país, pues siempre las revistas literarias tenían forma de libros pero nunca de periódico. Era delgada, de 16 páginas y se hablaba de la nueva poesía, se debatía, etc. Entonces eso me permitió entrar en contacto con el mundo académico y en los espacios de los creadores, de los poetas y narradores,

- ¿Cuándo fue eso?
- Eso fue en 2003 y al año siguiente aparecen los primeros libros de Estruendomudo. Gente vinculada al periódico, amigos míos, al ver que la revista funcionaba, me proponen ver si podía hacer una editorial. Investigué y traté de ver cómo se podía hacer una editorial que impacte, que tenga un diseño elegante, sofisticado pero que pueda llegar a la gente, o sea, desde un principio tenía claro que no bastaba hacer un buen libro, había que usar el marketing, ver cómo funcionaban los canales de distribución y a eso me dedique medio año más o menos, hasta que lancé los primeros libros en julio de 2004.

- Estruendomudo es una de las pocas editoriales que previamente hace un estudio de mercado
- De alguna manera podríamos llamarlo estudio de mercado, porque comencé a ver libros sobre edición, a consultar a gente. Recibí muchos consejos. Además veía cómo funcionaban las librerías. En 2002 yo había trabajado en la La Familia, y eso me marca mucho la pauta de cómo quería hacer una editorial. Ahí vi qué títulos publicaban Peisa, Tusquets, Campodónico, Anagrama, Taschen, conocí lo que es un catálogo, o sea, existe una posición, una opinión del mundo que la editorial transmite a través de los libros que publica. Trabajar en la librería me sirvió mucho, también organizar recitales de poesía, y el festival Novísima Verba, que durante cinco años organizamos con Fernando Pomareda. Me hubiera venido bien un curso de administración, un curso tributario, una cosa que te prepare para ser empresario, empresario cultural, pero empresario.

- Dices de la revista que fue exitosa pero, ¿por qué solamente salieron cinco números?
- Exitosa en el sentido de que la gente la comentaba, tenia éxito porque tenía impacto, generamos diálogo, un espacio para el tema de debate de la nueva poesía peruana. Creo que en ese sentido aportó, pero comercialmente no. Generaba perdidas.

- Al final tenías que obsequiar las revistas.
- Al final se obsequiaba. Generalmente los poetas, cuando se sienten poetas, quieren que les regales todo, sienten ese derecho. Hay una relación extraña, un odio, un pánico a querer relacionar la poesía con la industria del libro. Es completamente atrapada en el siglo XIX. “Tú piensas en el marketing, piensas en distribuir y te olvidas de la esencia”, me decían. Y al final el tiempo me dio un poco la razón en el sentido de que era absurdo pensar que una editorial no era una empresa. Ahora tenemos una pequeña oficina, después de cinco años de trabajo y no hemos perdido esa esencia.

- ¿Qué pasó con el festival?
- Después de cinco años, nos cansamos y mi amigo se fue a vivir al Cuzco. Al principio era un festival pequeño, universitario, después se volvió nacional, el tercer año y el cuarto años fue latinoamericano, y el quinto año, que fue el último, cuando acabamos casi muertos, vinieron quince poetas de Latinoamérica, Brasil, Argentina, Chile, México, Venezuela, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, España, Rusia. Todo el festival lo manejamos con tres mil soles. ¿Puedes creer que un festival de poesía con quince invitados extranjeros se haga manejando tres mil soles? Con eso pagamos hospedaje, comida. No termino de explicarme cómo lo logramos, pero lo logramos, pero acabamos desangrados, endeudados, agotados. Se unieron muchos esfuerzos, trabajamos con Alex Forsyth, líder de la asociación Leamos, nos apoyó la Universidad Católica. Fue triste dejar el festival pero estábamos muy cansados.

- ¿Estruendomudo es Álvaro Lasso o un equipo?.
- Estruendomudo es un grupo que dirijo. En cinco años ha pasado gente por la editorial. Al principio mucha gente de mi promoción de literatura en la universidad, luego comenzó gente más joven, pero podría decirte que en este momento somos un administrador, que es Antonio Caballero; yo, que dirijo y que soy también secretario del jefe al mismo tiempo, respondo los mails, atiendo las cosas, despacho; Ángelo Agüero y Antonio Tuya, que ven la edición de libros, el cuidado de la edición, la revisión de textos; Silvia Gonzáles, que ve el mailing, facebook y las presentaciones de las ferias de libros en las que participamos, cuatro ferias al año. Ese es el núcleo diario. Manuel Fernández y José Miguel Herbozo, leen los textos y nos sugieren ideas. Son los consejeros.

- ¿Estruendomudo se especializa principalmente en literatura?
- Estruendomudo es nuestra editorial literaria, pero tenemos otros proyectos. Queremos entrar a los libros de arte, de fotografía, cultura popular, también con Estruendomudo. Acabamos de sacar un libro que es Recuerdos de Iquitos, un libro grande de fotografías que no tiene mas de 500 palabras.

- ¿Cómo se hace el proceso de selección?
- Del 100% de lo que publicamos, un 80% lo buscamos nosotros y un 20 % son cosas que aprobamos de gente que no conocemos. Un margen pequeño pero cuando nos la jugamos, nos la jugamos, y ha pasado con algunos autores que no habían publicado o eran completamente desconocidos, y nos metimos con todo como el caso de Mariano Vargas. Hemos incorporado en un nuevo canon, de alguna manera, a varios autores jóvenes y no tan jóvenes, Claudia Ulloa, Susanne Noltenius, Luis Hernán Castañeda, Carlos Gallardo, Grecia Cáceres, aunque Grecia sí estaba en el canon pero más relacionado con la poesía, Lorenzo Helguero narrador, no el poeta, Alexis Iparraguirre, etc. Y también creo que hemos tenido una labor importante en el tema de antologías, hemos sacado Selección Peruana, antología de narradores, Matadoras antología de narradoras, hemos tratado el tema de los bricheros desde el punto de vista literario en Pachamama Club. También buscamos autores reconocidos, con lectores, como Ampuero, Reynoso o César Aira, que es un nombre fuerte en la literatura latinoamericana y tuvimos mucha suerte en que aceptara nuestra propuesta de que editarlo en el Perú.

- Cómo trabajan con los nuevos?
- Nos envían el texto en Word, nosotros lo revisamos, lo imprimimos, lo fotocopiamos, lo leemos. Nos demoramos dos o tres meses en responder porque nos llegan muchos trabajos, un libro a la semana, más o menos entre poesía, narrativa y por allí alguna cosas híbridas. Es un trabajo doblemente arduo, no solo publicar el libro sino insertar un nombre en el mar de nombres, en el mar de propuestas que le llega a la prensa. Es un trabajo que nos gusta pero que solo hacemos una o dos veces al año. Muchos manuscritos que han pasado por nuestras manos han sido publicadas por otras editoriales independientes. Nos interesa mucho dosificar nuestras publicaciones: uno o dos libros son nuevos.

- ¿Ustedes financian la edición?
- Sí. A veces, cuando no tenemos recursos, buscamos un auspicio, hemos buscado coediciones, editamos con el Centro Cultural de España, con Petroperú, con el Instituto Peruano Japonés, con la Universidad Católica Sedes Sapintae.

- ¿Cuál es el tiraje promedio que sacan?
- Hemos tirado quinientos; estamos tirando mil en algunas ocasiones, en 2007 nos dio la locura de arriesgarnos de sacar 2000 ejemplares. Eso me lo preguntaban en una entrevista y yo entusiasmado decía que sí, que el mercado se puede ensanchar. Pero, en realidad una editorial sola no va a ensanchar el mercado, lo va hacer el bienestar económico general del país, el crecimiento. Lo que puedo hacer es generar poco a poco un círculo de lectores que siguen los libros de Estruendomudo.

- Cuáles son los canales de distribución?
- Los dos canales más fuertes que tenemos son las librerías y las ferias. Las librerías que son todo un tema. Una editorial pequeña no tiene opción de poder vivir de las librerías. Yo creo que tienen opción las editoriales medianas y grandes, las pequeñas no. Las pequeñas necesitan de las ferias, necesitan de la venta directa, de un buen flujo. Digo esto no peyorativamente contra las librerías. Ellas cumplen un papel importantísimo, se han tenido que reinventar y ser duras y agresivas para poder mantener a su clientela. Las librerías no nos pueden pagar antes de dos meses después de la venta de un libro, es decir libro que vendieron en enero, lo cobro en marzo o en abril y ¿cómo pagas la imprenta? La imprenta no te va esperar. Tenemos otro canal también: los trabajos editoriales para terceros.

- En Lima hay muy pocas librerías.
- Sí, y la clase media responde por la existencia de todo esto. La pequeña clase media miraflorina, sanisidrina y alrededores responde por nosotros. Muchos editores, absurdamente se burlan de ellos: “Ah sí, las librerías pituquitas, las librerías de San Isidro, de Miraflores”. No se dan cuenta de que ellos son quienes les compran sus libros. Evidentemente debe haber una librería en el Rímac, en Los Olivos, en todo los sitios pero no las hay y es difícil que mañana las vaya a haber, entonces tengo que aprender a dominar mi distribución en las pocas librerías que tengo para maximizar mi venta y después, poco a poco, ver que se puede hacer para expandirnos. Si tengo veinte canales, voy hacer que esos veinte canales vendan más libros, si tengo cien mejor, tiraré más, pero ese no es el momento.

- Varias editoriales dicen que las librerías no quieren aceptarles sus publicaciones porque tienen poca demanda y les ocupan espacio, sobre todo si se trata de poesía.
- Me ha pasado eso, muchas veces he peleado con los libreros, pero hay que ser profesionales en esto. A veces uno se queja con cólera de los impresores, que son muy tacaños, que no entienden, que te quieren cobrar rápido, pero también te apoyan, terminan apoyándote, terminan entendiendo, y las librerías igual. Hay un prejuicio por la poesía y por la nueva literatura, pero si le muestras al librero que estás con él, que no estás jugando a ser editor, y vas a hacer marketing y vas a poner los libros en los medios y vas a hacer tus afiches y todo lo posible para que el libro se venda, el libro se va a vender. Entonces, el librero comienza creer en ti; ya no te pide dos libros, te pide cinco, diez, quince, veinte.

- El público reclama porque es muy difícil conseguir algunos libros. La gran deficiencia de los editores es la distribución
- Sí, si he escuchado eso. Si sacas un libro, tiene que estar en todas las librerías, eso es un deber no solo económico sino un deber moral con tu autor.

-Tu has visitado diversos países, has estado en ferias internacionales y en contacto con diferentes editoriales ¿qué nos falta a nosotros los peruanos en ese rubro?
-Creo que pasa, en algunos países, casos parecidos a las editoriales independientes, es decir es el mismo panorama de la selva, editoriales grandes, transnacionales y editoriales locales medianas, y editoriales pequeñas dirigidas por gente joven, por debajo de los cuarenta años, pujantes con los mismo problemas de todos, poca venta, dificultad para crecer económicamente, distribución. He encontrado básicamente mucha cercanía con México y Argentina, evidentemente, en versión más grande. En México y Argentina que son los dos grandes ejes editoriales en Latinoamérica pasa eso; son estructuras muy similares, estructuras digamos de tipo territorial, las editoriales pequeñas, algunas pocas editoriales medianas y las grandes transnacionales. Lo que ayuda mucho en esta época es el Internet. Este medio ha hecho que las editoriales independientes se unan, que estén en contacto, sepan que están haciendo; tengo contacto con varias editoriales de Brasil, Argentina, Chile, México, España. Eso no pasaba antes, por lo menos que yo sepa no, el contacto. Yo sé que en los setentas y ochentas había bastante contacto pero también la connotación era política. Muchos editores de izquierda, la gente de izquierda estaba muy conectada; peruanos, cubanos, mexicanos, argentinos estaban en contacto. Mi generación no es política pero sí es mediática y, en ese sentido, es otra manera de juntarse. Se cuentan qué autores publican, cuánto venden, cómo le va; te chismean, porque en una editorial, en pequeña o gran proporción es un mundo pequeñito a pesar de que hayan grandes empresas, los protagonistas son muy puntuales, las caras son conocidas y son caras que tienen veinte años, treinta años en el negocio. Y están los rostros emergentes, los nuevos editores que están apareciendo. Te estoy hablando de editoriales como, por ejemplo, en Argentina Libros del Zorzal, Interzona, Marea, Mansalva, Bajo la luna, etc. Hay nuevos sellos en Chile también, en México; en España hay un boom muy interesante, sellos realmente muy buenos. En México, para empezar, está Sexto Piso, que son probablemente los editores independientes más conocidos de Latinoamérica, pero hay varias más; en Oaxaca está Almadía, en Guadalajara ediciones del Arlequín, etc. Entonces, esto va de la mano con autores que están dando la hora, que están ganando premios. El Herralde ya está siendo conquistado por autores latinoamericanos; ahora hay un Cueto que gana el Herralde, un Thays que es finalista, un Roncagliolo que gana el Alfaguara, un Reynoso que lo editan en Argentina, un Daniel Alarcón que lo traducen más que a Vallejo, un Julio Villanueva Chang que, si bien no es editor de libros, es el editor de la revista Etiqueta Negra y sin duda, el editor peruano mas conocido en el extranjero. Todo eso me parece importantísimo.

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