Por Jorge Zavaleta Alegre
Fuente: Librosperuanos.com
En octubre último, una misión de más de 200 empresarios, liderada por la princesa Astrid de Bélgica, visitó Lima y Bogotá, promoviendo, según sus asesores, la teoría del intercambio en el Océano Azul y alejarse del Océano Rojo, poblado de tiburones.
Para los inversionistas, la estrategia del “océano azul” es dejar a un lado la “competencia” entre las empresas, ampliando el mercado mediante la innovación. En el último cuarto de siglo, el pensamiento del inversionista ha sido dirigido al océano rojo, donde se encuentran todas las grandes industrias. Pero estas industrias están constantemente expuestas a la aparición de nuevos competidores, que disminuyen sus posibilidades de crecimiento, y tratan de alinear su dinámica al bajo costo y explotar al máximo la demanda existente en el mercado.
--Los dueños del Perú, uno de los veinte libros de Carlos Malpica, cuya décima - quinta edición nos entrega ahora Ricardo Letts, Presidente del Comité Malpica, a través de la editorial Persistiremos, trae importantes luces para comprender mejor la dimensión del pensamiento y las estrategias del capital transnacional y sus aliados nacionales, sobre todo cuando se trata de América Latina del siglo XXI.
En el Perú, Colombia, México, integrantes de “La Alianza del Pacífico”, el pensamiento neoliberal se ha radicalizado. En lo económico, el modelo hacia afuera que promovió la oligarquía (entiéndase que no es denominación peyorativa) está basado únicamente en la exportación de materias primas, que afianza una economía dependiente, con escaso valor agregado. Carece de una estrategia de industrialización nacional capaz de diversificar su oferta económica para volverla más competitiva. Este modelo preserva la presencia de enclaves generadores de una creciente desigualdad social y económica, cuyas estadísticas corroboran esta deshumanización.
En lo político, las formas oligárquicas consolidan una tradición y vocación autoritaria, que genera una profunda brecha entre quienes tienen la posibilidad real de hacer valer sus derechos dentro del marco jurídico-político del Estado de Derecho y sectores mayoritarios excluidos. La conducta de los líderes Republicanos en los EEUU al negar la legalización de los migrantes ratifica y descalifica la propia historia de un país fundado por habitantes venidos de ultramar.
En suma, la exclusión económica y política ha impedido la construcción de una ciudadanía capaz de promover la participación de las grandes mayorías en el proceso político, en condiciones de igualdad y libertad.
--Carlos Malpica (Chota, Cajamarca 1929 – Lima, 1993), político y defensor de los recursos naturales, nos ha dejado una herencia fecunda, que promueve una patria para todos, con la filosofía: “hagamos de los pobres los dueños del Perú”. Las primeras páginas que se conocieron en 1964, siguen vigentes como si fueran hoy.
Estudios inspirados en su obra nos indican, por ejemplo, que las sociedades constituidas en el Perú, es decir las sucursales, agencias y establecimientos permanentes de empresas no domiciliadas están sujetos al Impuesto a la Renta con una tasa de 30% únicamente sobre sus rentas de fuente peruana.
Los dueños del Perú, en sus 250 pp, corrobora que la economía exportadora de minerales y de productos agrícolas en latifundios reestructurados, y la inversión extranjera, en términos inequitativos, mantienen intocados patrones económicos tradicionales que inclusive tratan de ser ocultados, como sucede en la Biblioteca Nacional del Perú, donde la obra de Malpica se ubica en la “Sala de Libros raros y manuscritos”. Y con ejemplares que no tienen las páginas completas, versión corroborada por el Editor.
La décimo-quinta edición constituye un homenaje a los ochentaicinco años del nacimiento del autor, cuyo tiraje total pasa de los cien mil ejemplares, convirtiendo, simbólicamente, en uno de los libros más leídos de su país, donde la lectura no es precisamente uno de los mejores indicadores. (Según PISA 2013, en la “habilidad lectora”, Perú ocupa el antepenúltimo lugar: 59º, antes de Azerbaiyán y Kirguistán).
Bienvenidos sean los aportes de Mariano Valderrama León, Francisco Durand, Mario Malpica Silva Santisteban, Aida García Naranjo, quienes ofrecen al lector una versión actualizada del proceso de acumulación de los principales grupos económicos.
García Naranjo, embajadora del Perú en Uruguay y representante ante ALADI y MERCOSUR, desde el prólogo, opina que sin la base de este libro no se hubiera podido realizar investigaciones posteriores acerca de sus evoluciones, transformaciones, desapariciones en algunos casos o simplemente quiebra de los grupos de poder.
Francisco Durand analiza la captura del Estado desde 1990, en un contexto de debilidad estatal, fragilidad de la sociedad civil y concentración del poder político y económico.
De la información facilitada por Mariano Valderrama León se leen reflexiones sobre: “El tema del poder que antes formaba parte del análisis político y económico del Perú ha desaparecido”. Se destaca la labor del Instituto de Estudios Peruanos-IEP, los foros y publicaciones de Francois Borricaud, Jorge Bravo Bresani y Jean Piel.
“De hecho hay una concentración creciente del poder en el Perú. El ranking de millonarios de la revista Forbes (Forbs) sorprendió este año 2014 al incluir a 10 peruanos entre 1,426 personas más ricas del mundo”: Inclusive, se añade a los nuevos ricos provincianos emergentes, ubicados en el comercio de aguas gaseosas y refrescos. En los latifundios de Pomalca y Tumán. En la explotación del café y cacao. El dueño de una universidad de Trujillo. Un grupo familiar productor de prendas de vestir, por citar algunas referencias. Estos nuevos grupos tampoco expresan una modificación del patrón neoliberal.
En esta oportunidad me place recordar a Carlos Malpica, conversador por excelencia, quien en sus pláticas con algunos periodistas del diario Marka -1980-82, nos explicaba sobre la función del Estado, la importancia del Ministerio de Hacienda en la solución de los conflictos sociales y el rol de la Comisión de Presupuesto del Parlamento….”Cuando había un huelga de trabajadores, más o menos intensa, el ministro del sector correspondiente, llamaba a uno de los dueños del Perú para que se pusiera al día con el pago de sus impuestos. Era el mecanismo de solución para evitar la acumulación de las demandas salariales”.
Recordamos sus documentadas exposiciones sobre las diversas formas y mecanismos de empresarios que engordan sus ingresos recurriendo al erario nacional. En esa lista figuran, inclusive, dueños de funerarias que llegaron a tener “acuerdos” de exclusividad para enterrar a cada policía o soldado que perdiera la vida durante la violencia política.
Tenía la ironía y el sarcasmo para señalar a diversos ministros, amigos de infancia y de paisanos “notables” que eran convocados por empresarios a sus cumpleaños o fiestas patronales, sin saber los millones de soles que realmente estaban en juego, como decisiones de una carretera a una mina, una concesión para derribar bosques, la derivación del curso de ríos o cómo desaguar lagunas para beneficiar a grandes propietarios de tierras…
Carlos Malpica reconoció que después del derrocamiento del presidente Belaúnde en el Perú, “acaecieron hechos modificatorios de la situación de no pocos “Dueños del Perú” por acción del gobierno militar (1968-1980), reformas que no avanzaron más por falta de visión de los líderes políticos y económicos, muchos de los cuales siguen operando alejados de la realidad.
El grupo de poder básico, antes de los años setenta, estaba constituido por las grandes empresas agrarias, mineras y pesqueras, casas comerciales, empresas marítimas y de aviación dedicadas a la producción, trasporte y comercialización de materias primas exportables. Esa estructura de la gran propiedad se ha reconvertido parabeneficio de unos pocos, ligados a la economía transnacional, y la exclusión cada vez más intensa de una extensa masa social.
A manera de conclusión. Toda filosofía que plantea el largo plazo sin la acción social concertada es simplemente una quimera, soñar en cambios evidentes. Malpica nos ofrece no solo un mensaje para la meditación sino para la acción. Los partidos políticos que de alguna manera mantienen una visión crítica de la forma cómo se administra la economía en función y provecho del gran capital y la creciente exclusión casi irreversible de grandes sectores de la población, no pueden vivir en silencio o en la anomia sistemática, para dejar hacer y dejar pasar.