Sebastián Lorente
Sebastián Lorente y una nueva visión de la Nación peruana
La historia bien contada


Por Daniel Contreras
Fuente: Identidades, Lima Nº 86 06/06/05

El estudio contemporáneo de la historia tiene una gran deuda con el español Sebastián Lorente. Propulsor de los derechos de la población indígena y negra, radicó en el Perú durante largos años; siendo actualmente su obra escrita de escasa difusión. El Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos ha publicado parte de sus trabajos como clave para entender su aporte.
 
La más reciente publicación del Fondo Editorial de San Marcos se ubica de manera explícita en el rescate de los clásicos que de una manera u otra tuvieron vínculo con sus aulas y, a la vez, en la búsqueda de esquemas generales para la interpretación de nuestra sociedad. Tras editar un trabajo casi olvidado de Julio C. Tello, hoy lanza a la luz parte de la obra del español Sebastián Lorente (Murcia, 1813-Lima, 1884), personaje de presencia casi “secreta” en los campos de la educación y la historiografía debido a la escasa difusión de sus trabajos publicados. 
 
En esta ocasión, Mark Thurner, profesor de historia y antropología de la Universidad de Gainsville (Florida), se encarga de la compilación y estudio preliminar de la Historia del Perú compendiada para uso de los colegios y de las personas ilustradas (1876) e Historia de la civilización peruana (1879), dos textos claves para comprender por qué Lorente es considerado el "gran maestro de escuela de la nueva historia republicana, liberal y patriótica".
 
Escritos fundacionales de historia peruana, título escogido para el compilado, recoge los mencionados trabajos que representan claramente la influencia de nuestro autor en la historiografía contemporánea. Titulo que resume, además, el postulado que asegura y explica –en palabras del investigador estadounidense– que “la obra de Lorente, vista como 'narrativa maestra' de la historia peruana, fue fundacional y es fundamental para la comprensión crítica de la invención republicana y postcolonial”. 
 
“Lorente fundó la visión sintética y genealógica de la nación peruana como 'ser' histórico o 'espíritu' de origen primitivo y con destino providencial”, puntualiza. 
 
 
La disciplina como método
 
No es alucinar imaginarse a Pancho Fierro, el acuarelista costumbrista, observando cómo todas las tardes Sebastián Lorente corre por las calles del Centro de Lima. Apresurado, el español se dirige a una de sus innumerables actividades educativas. De esta época sobrevive una acuarela fechada en 1870. ¿Pero quién fue este notable que, debido a su lejanía, provocó que en el pueblo de Alcantarilla, su ciudad natal en España, se rumoreara que había sido elegido virrey en el Perú? 
 
La historia de Lorente se inicia en 1813, en aquella villa donde hoy es considerado "hijo ilustre" con estatua y calle que lleva su nombre (al igual que en los Barrios Altos de Lima). Tras cursar estudios de humanidades y teología, obtiene la cátedra de filosofía en el Real Colegio de Madrid en 1835, en medio de una dura lucha entre liberales republicanos y conservadores monarquistas, lo que devino en la salida de Lorente hacia el Perú en 1843. 
Como rector del Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe, introduciría la nueva enseñanza liberal europea. Llegó incluso a tomar las armas y a perder a esposa e hija a causa de las luchas internas provocadas por los movimientos populares. Desde 1868 es reelegido sucesivamente decano de Letras de la Universidad de San Marcos hasta su muerte en 1884. 
 
 
Fundar la historia
 
Actitudes como la de compadecerse del indígena peruano, pues "yace en la ignorancia, es cobarde, holgazán, ratero, sin respeto por la verdad, y sin ningún sentimiento elevado", o afirmar –al preguntarse qué fue de la grandeza de nuestra cultura antes de la conquista– que los incas eran una raza distinta a la de los indios –“una degeneración racial”– sólo provocó opiniones divididas y tajantes acerca de Lorente. Tras la relectura de sus trabajos se ve que en realidad persiste una visión menos pesimista de quien se dice no guardaba esperanzas en una futura recuperación de la población indígena.
 
"Por la grandeza pasada presentiremos la futura; y conociendo mejor lo que puede ser el Perú, cooperaremos con mayor resolución a su engrandecimiento", afirma Lorente en una de las introducciones a sus libros. 
 
Thurner es aquí más claro, pues señala que a raíz de su formación como filósofo-historiador, el método de su trabajo se halla impregnado de grandes dosis de principios psicológicos, lógicos, morales y hasta metafísicos. Todo ello configura una historia genealógica de la nación, proyecto casi de “reconstrucción” emprendido por diversos intelectuales hacia mediados del siglo XIX en medio de un efímero período de estabilidad política y económica en que era necesario erigir una nueva imagen del Perú para el exterior. 
 
Incluso, en las obras de Lorente se pueden avizorar los argumentos y estilos del indigenismo, representado por historiadores como Valcárcel y Mariátegui e incluso de los mismos peruanistas, con Porras y Basadre a la cabeza. Lorente es el primer "autor" contemporáneo del "ser peruano".
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