Por Roberto Beltrán
Fuente: La República, 01 de septiembre de 2013
http://www.larepublica.pe/01-09-2013/el-barco-azul-de-jorge-diaz-h
El barco sin capitán (Ed. San Marcos) es un título que puede poner nerviosas a algunas personas.
¿En un libro para niños o jóvenes hay un barco que no tiene quién dé órdenes? ¿Un barco que tal vez dé vueltas sin saber adónde ir?
Parece la invitación a un recreo que nunca acaba… o un pasaje al Titanic.
Esas mismas personas se caerían de la silla si supieran que en realidad en el cuento ni siquiera hay un barco.
¿De dónde, entonces, sale ese título? Yo creo que sale de la vida.
Porque la vida es como un barco sin capitán, la vida va un poco a ciegas, dando tumbos de aquí para allá, y a veces hace cosas alegres, a veces hace travesuras, y a veces hace hasta verdaderas maldades.
Por ejemplo, el mar de este cuento (que es el mar de Huanchaco) es un mar que da peces, da días divertidos para el verano, hasta caballitos de totora… pero hay que verlo cuando se pone como loco y empieza a inflar olones y a reventarlos contra las casas, y a llevarse a la gente…
Las personas también pueden hacer cosas alegres y cosas nada alegres. Por ejemplo, el señor de este cuento (que es un señor que toca la campana de la iglesia en Huanchaco y todos sus vecinos le dicen Sahumerio), el señor tiene una familia a la que quiere mucho, pero después quiere viajar por el mundo y se vuelve viejo viajando y después ya no quiere viajar, quiere regresar a su casa, pero ya las cosas no son iguales… un lío.
La vida es rara, hace cosas raras, como los magos. Por ejemplo, nos hace nacer o aparecer… Al principio de la vida corremos y subimos árboles y montamos bici y después ¡ZUUUMMM! ya somos viejos, y solo podemos quedarnos sentados en las bancas bajo los árboles,
Así son las cosas. No podemos controlar o tener todo lo que queremos. No podemos vivir para siempre, o montar bici para siempre…
Lo malo es que muchas personas se ponen furiosas cuando no pueden controlar las cosas, o cuando cometen errores. Y por eso reniegan todo el tiempo. Pero es tonto renegar. Es como si hubiera que renegar al sol por no saber brillar de noche.
La vida tampoco sabe todo. La vida también se equivoca, también rompe la jarra, no mete gol, arruga a los viejitos… qué sé yo. Un poco loca es la vida, como un barco sin capitán.
La vida es como el perro que está aquí, en este cuento. Sí, aquí desde la primera página hay un perrazo negro que se llama Cuco y que se le escapa a su dueño… y su dueño lo persigue durante todo el cuento y nunca lo atrapa, o tal vez sí, pero quizá en otro cuento...
Ese perro que se escapa es como la vida: no la podemos entender completamente, no la podemos agarrar y decir es así o es asá, ya te tengo... La vida se mueve mucho, como Cuco.
Yo creo que este libro nos hace ver que aunque la vida sea extraña, y a veces hasta triste, también es emocionante.
Y yo creo que este libro también nos lleva a ver lo genial que son las ilusiones… Gracias a la ilusión podemos esperar que las sorpresas malas puedan hacerse sorpresas buenas algún día… como lo que pasó con el pueblo que está en este libro, y que se lo llevó el mar… pero tuvo la ilusión de volver a ser hermoso… (si lees estas páginas sabrás si lo logró).
Entonces, qué importa que el barco no tenga capitán. Lo que importa es que tenga ilusión. La ilusión es como un capitán con su brújula y su catalejo.
Además, hay un secreto… ¿te lo digo? La ilusión nos mantiene siempre niños. No importa que la piel se ponga arrugada o el pelo sea blanco, o se nos caiga, o ya no montemos bici.
En este increíble libro de Jorge Díaz Herrera hay muchas sorpresas, él sabe crear sorpresas porque es un gran escritor que también es filósofo. Y también es poeta. En este libro hay varios poemas explícitos y también poemas encubiertos.