Por Miguel Ildefonso
Fuente: La República, 14 de diciembre de 2014
http://www.larepublica.pe/14-12-2014/poesia-reunida-de-domingo-de-ramos
La primera vez que vi a Domingo de Ramos fue en un evento poético el año 1988 que se dio en el colegio Los Reyes Rojos de Barranco. Estaban en pleno los que habían sido del grupo Kloaka, “el último movimiento contracultural clásico en esos años” (de Ramos dixit), del cual él había sido cofundador. Yo los conocía por algunas revistas de la época y era inevitable sentir una afinidad. Lo reconocí fácilmente, con ese peinado medio punk se trasladaba de aquí para allá; sin embargo, él no leyó sus poemas esa noche.
Tiempo después frecuentaba a un amigo poeta del grupo al que yo pertenecí a inicios del noventa, se llamaba Juan Vega, quien murió en 1996 trágicamente. Él vivía en San Juan de Miraflores, al igual que otra amiga poeta generacional, Roxana Crisólogo. Por ellos supe más de Domingo y de sus barrios del sur de esa época en que, entre la arena y el polvo, aún se respiraba la pólvora; hasta que un día lo abordé en la calle Quilca del Centro de Lima. Nos sentamos a tomar unas cervezas y conversamos largamente del libro que estaba escribiendo, Pastor de perros.
Desde entonces ha pasado mucha agua bajo el puente del río Rímac, hemos compartido recitales y bohemia, y he seguido su poesía como quien no puede apartar la vista del fuego en plena noche oscura del alma. Hoy esa fulgurante y potentísima poesía de Domingo de Ramos ha traspasado las columnas del Congreso de la República del Perú, cuyo Fondo Editorial ha editado su poesía reunida, que comprende los libros publicados entre 1988 y 2011, y que incluye, al final, unos textos inéditos. In-Sufrido fuego es un reconocimiento esperado y merecido para una obra que hace tiempo ha trascendido nuestras fronteras, traducido a otros idiomas. El propio poeta ha viajado con su poesía al Viejo Continente, tras lo cual escribió el libro Las cenizas de Altamira.
Domingo es considerado una de las voces poéticas más iconoclastas y representativas de la década del ochenta, aquel tiempo cuando la violencia política lo desestabilizaba todo a punta de sangre y, a la vez, que los lenguajes del poder deteriorados se derrumbaban, y en medio de esa espiral de la violencia se iba aplicando en el Perú un nuevo modelo político y económico, que en la década siguiente terminaría de implantarse irreversiblemente con el autogolpe de Fujimori.
Efectivamente, todo este proceso está interiorizado en la poesía de Domingo de Ramos, en un lenguaje cuya particularidad nace de la resistencia de aquellos peruanos ajenos a toda escritura. Una estética que participa de esa oralidad vital de un país relegado históricamente. “Yo vengo de familia migrante y por lo tanto tengo esa lectura, lectura arguediana del mundo, y también de Vallejo, de Gamaliel Churata, por ejemplo, todos escritores andinos que me interesan a mí,” dice el poeta en una entrevista de este año ante la aparición de esta consagratoria publicación de su poesía.
Más adelante hace la siguiente reflexión: “Me parece que el Perú es plurilinguístico, pluricultural, y por lo tanto eso potencia el lenguaje, potencia la lengua, potencia el idioma. Por eso hay neologismos, por eso hay rupturas, hay quiebres y fracturas, porque no todos hablan español; tenemos un español muy diferente a la metrópoli”.
In-Sufrido fuego contiene, además, estudios de reconocidos críticos como José Antonio Mazzotti, Gonzalo Portocarrero, Víctor Vich y Luis Fernando Chueca, que nos ayudan a penetrar en este discurso nuevo que trajo a la literatura peruana la poesía de Domingo.