John Cuellar
Adentrando al cuarto enigmático Adentrando al cuarto enigmático

Por Ronnie Grados Casio
Fuente: Huánuco, 30 de setiembre de 2011

El primer texto que da nombre a toda esta colección de cuentos: “El cuarto enigmático, se caracteriza por la alta dosis de tensión que estampa el autor, conjuntamente con la sobreposición de planos y realidades, sólo explicados por aspectos metafísicos, es decir, fuera del alcance del raciocinio lógico, las cuales proveen al cuento de percepciones diferentes. Presenta como trama un asesinato cruento en el edificio de un abandonado instituto donde cuatro sujetos unidos tal vez por la amistad y acicateados por la posible curiosidad ingresan a este escenario macabro. Una mesa carcomida, grasienta y empolvada. Sobre ella un libro abierto y apolillado que contiene una frase con letras grandes, de un tamaño diferente a los del libro, que supuestamente posee el móvil del atroz crimen. En el final del cuento Frank tildado por los amigos de la secundaria como Bob, apócope de “bobo” aunque algunos preferían llamarlo “muerto”, “tonto” o “idiota” sentencia que todo es una vaga ensoñación o un encuentro inmaterial:

-Si me lo permiten –dijo con timidez, volviéndose hacia los demás-, nada hay aquí de cierto. El libro abierto, la frase escrita, las paredes ensangrentadas, los vidrios rotos, el  banquillo, la mesa, la lámpara y cada uno de nosotros. Todo es una Quimera…

John Cuéllar diestramente teje las elucubraciones transfiriéndolas a sus personajes, relacionándolas a la in ubicuidad del tiempo, de que toda la vida es relativa, lo fantástico y real se entrecruzan, recurre al análisis psicoanalítico, a la simbología de los sueños, a la sobreposición de planos y la alteración de la linealidad del tiempo con los cuales logra encandilar y por último absorber al lector de su realidad tangible para remontarlo a la realidad literaria creada por el autor.  

En “Jorge Breen en la mira”, el autor sobrepone dos realidades imbricadas en aumento poco usual en el relato corto influenciadas por los geniales: Poe, Cortázar, Borges, Kafka, Rulfo, García Márquez, etc. El relato del sueño del protagonista con la historia real-literaria; ahora cuál es el sueño y cuál es la realidad literaria. El sueño  es aquel donde el tipo es acechado y perseguido por un sujeto delgado, de color, alto, con una cicatriz desde el ojo derecho hasta las comisuras de los labios; quien luego de seis cuadras se convierte en su victimario. Y la realidad literaria donde el mismo narrador–personaje se despierta por los gritos de una señora proseguido por el ulular de la sirena del patrullero que persigue a un ladrón.

El protagonista jamás sale de su domicilio, aquí es fundamental la intromisión de la realidad tangible: el suceso del grito de la señora al ver a un niño que le roban lo que llevaba cargado es el generador en el subconsciente de Breen de la historia que el lector sólo descubrirá que es una quimera al final del texto. Otro destalle que el autor dota con ingenio a este cuento es una tercera historia que es “Infidelidad en medio del invierno”; el título de la película” Geoffrey Malraux, personaje principal, quien se inmiscuye en una aventura adúltera  con Antonia Mazarino, mujer sumamente sensual y casada con Alphonse Milhaud, en el desenlace de la película el esposo sorprende al amante en plena sesión amorosa y a quien acribilla a balazos.

Es una constante en esta entrega de relatos la casualidad y la causalidad añadidos a las imágenes claves como: la cama, los encuentros fortuitos y la mujer; mezclados con elementos como la soledad, el misterio, la tensión; el desdoblamiento de personajes: como Frank en “El cuarto enigmático” que vuelve a presentarse en “Tienes que echarle la negra a un tipo llamado Frank…”; Jennifer en “Desolación” y en “Destiempo”; Antonia Mazarino, Geoffrey Malraux y Alphonse Milhaud  aparecen en “Jorge Breen en la mira” para luego presentarse en “Delirio”.

 En “Delirio” el autor fusiona o entrecruza dos historias paralelas; la primera: la aventura nocturna de Alphonse Milhaud quien se decide a seguir a una preciosa mujer, que le sale al paso, después de intercambiar miradas y preguntas ella le propone que la permita pasar sólo esa noche con él, resuelve en llevarla a su departamento; la segunda historia: son las escenas repletas de erotismo que cobran intensidad paulatinamente con las pormenores relatadas por el narrador-personaje producidas por la embriaguez y ésta que enciende el libido:

La cerveza había eliminado todas mis inhibiciones.
…- mis labios fueron a parar a sus senos…
…- me incliné y empecé a besarla. Enseguida, mis labios arremetieron contra sus protuberancias en tanto que mis manos les despojaban las prendas.
…- Su piel era suave. Le besé el hombro, aspirando su aroma…

Luego la voz de ella irrumpe bruscamente este delirio sexual y hace retornar al narrador-personaje a su realidad literaria:
…Ella me preguntó si me sucedía algo. A lo que nervioso respondí: “No, Disculpa estaba pensando”.
Posteriormente:

¡Oye, te digo que es tu turno! Aturdido respondí: ¿Qué? ¿Ah? ¡Ah, sí! ¡Claro!

Luego de un momento de abstracción durante el juego denominado “castigo”   

El lector es una vez más persuadido en su totalidad a través de la construcción de las figuras y éstas por medio del lenguaje. El desenlace es ilusorio o fantástico la cual converge en un mensaje desde la ultratumba.

En los cuentos “Desolación” y “Destiempo” no es mera casualidad que se encuentren contiguos, por lo contrario, son correlativos con relación al argumento cuyos aspectos inconclusos intencionalmente en el primero se complementan, especifican o detallan en el segundo texto. Por vez primera  John Cuéllar recurre al lenguaje gracioso y juvenil lo cual evidenciamos en los siguientes extractos:

…Frases de señorito bravucón: que “ya te jodiste”, que “con mi hermana no te metas”, que “soy de la patada”, “que somos tres”, “que te voy a agarrar en estos días”, que “esto y que “lo otro”.
 ¿Te diste cuenta de que me faltan dos dientes? ¿No te conté como los perdí? ¡Ándate! Pues, ahí de te va. Y cuidado de matarte de risa, porque ahí sí que me deschabo. En verdad que sí.

¿Acaso no estás pretendiendo a las dos hermanas de Jennifer? Ni que la vieja se entere. Porque ahí sí te va a lanzar a esos dos perros guardianes que tiene como hijos. Cuando ambos te agarren y te den como Dios manda, ahí sí te vas a jaranear pensando en que fuiste por gatitas y te dieron tripitas.   
Los versados en literatura afirman que no existe tema malo sino tema mal tratado, con la destreza, la habilidad y la maestría de un eficiente inventor de historias hasta los temas más nimios e insignificantes se metamorfosean en estimadas obras del vicio solitario, la literatura; precisamente esto ocurre con John Cuéllar en los cuentos finales “Una vez más”, “El Insecto”, “El Desquite” que tienen como tema el primero la llegada de un forastero a un pueblo; el segundo, el acicalamiento de una adolescente ante un espejo y el tercero, es la crónica de un día cotidiano de un joven, John Cuéllar  les dota de su talento para convertirlos en textos fascinantes y meritorios.

El autor de la presente colección nos hace entrega de una decena de textos complejos que al lector le exigen un esfuerzo mental para su absoluta comprensión y descarta la literatura Light, con las cuales no hace más que consolidarse como un escritor e intelectual quien forjó una obra trascendental.

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