Por José Carlos Rodríguez
Fuente: La República, Lima, 21 de agosto de 2012
http://www.larepublica.pe/21-08-2012/el-cuerpo-un-territorio-para-todas-las-utopias
Poeta peruano vive cerca de cuatro décadas en París y acaba de publicar el poemario Res mística, en el cual intenta rescatar el cuerpo como un nuevo espacio para las ilusiones.
“Elqui Burgos, para quienes tenemos el privilegio de compartir su amistad, es la torre más alta de la generosidad humana y un río de poesía intensa que nos ilumina en nuestro diario transitar”, dice Hildebrando Pérez Grande, en la presentación del poemario Res mística. William Faulkner –quien recibió el Premio Nobel de manos del rey de Suecia en lamentable estado de embriaguez– afirmaba que para escribir solo se necesitaba un sitio acogedor, una mesa con una resma de papel, lápices y una botella de whisky. No es el caso de Elqui Burgos. Su intensidad creadora es tal que solo Jorge Luis Borges puede superar la cadencia, pero no la magnitud.
Recordamos al poeta cuando en los años ochenta retornó después de dos décadas a Lima y todo le fue pésimo. Lo asaltaron camino del aereopuerto a su casa. Cuando quiso bañarse, lo que le cayó fue agua turbia porque las aguas de las cloacas, por desbordes del río Rímac, habían roto las cañerías. En las calles, saturadas de ambulantes, fue asaltado. Entonces declaró que ya no quería ser peruano. Y sin embargo lo es.
Escasamente difundida en el Perú, la poesía de Elqui Burgos es secreta y conocida solo por iniciados. En estos días, Res mística, su nuevo libro, acaba de ser editado en el extranjero. Se trata de una edición que aprovecha la revolución numérica y que comercializada por Amazon la pone a disposición de un público más amplio.
Res mística es un poemario desconcertante, por su temática en el paisaje de la literatura peruana. Hay una reflexión permanente del hombre en una sociedad en que los cambios tanto sociopolíticos como científicos cuestionan su identidad. Nosotros hemos visitado al poeta, en su casa parisina, para hacerle algunas preguntas.
“Soy un cuerpo sin dios en mi nacimiento”, dices en uno de tus versos. ¿Por qué el cuerpo es una preocupación constante en tu poesía?
–La pérdida de importancia de las utopías sociales ha generado que el cuerpo sea el nuevo territorio en donde echa raíces una nueva utopía. Nos estamos liberando de la esclavitud del cuerpo que la naturaleza nos dio, para forjarnos el cuerpo que deseamos. Hemos tomado conciencia de que la piedra angular es nuestro cuerpo, que somos cuerpo y que para construir nuestra humanidad, la vida ideal que soñamos, necesitamos un cuerpo en buena salud, deportivo y eterno. Si los paraísos sociales escapan a nuestra voluntad, en cambio, nosotros individualmente somos capaces de asumir la responsabilidad de nuestra persona. Es una revolución que cuestiona nuestros valores.
Cambios que observas con cierto escepticismo pues hasta la palabra es carne de ilusión, entonces, ¿para qué sirve la poesía?
–Los cambios biotecnológicos están generando una euforia positivista, pues la ciencia nos liberará de nuestra corporeidad natural. Ahora podemos modificar nuestro cuerpo, reemplazar ciertos órganos, un corte de bisturí y tenemos la nariz de Marilyn y con un micro robot incrustado en el cerebro poseeremos todo el conocimiento del mundo. Gracias a la ciencia, pronto viviremos tanto como las tortugas. Pero si los individuos nos limitáramos solo a cambiar de apariencia, pienso que vamos directamente a una grave crisis de civilización. Necesitamos darle un sentido a nuestra vida, incluso sabiendo que los hombres tendemos a engañarnos. Y ahí aparece la poesía que es también una piadosa mentira, una forma de conocimiento intuitivo de la realidad que puede provocar en el lector una transformación interior, una práctica concreta en la sociedad y ser más libre.
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