La generación del bicentenario

Por Eduardo Arroyo Laguna
Fuente: Librosperuanos.com
Noviembre, 2020

Los hechos políticos acaecidos aceleradamente en el Perú de estos días nos colocan ante nuevos actores en el largo parto de nuestro país que tercamente sigue siendo una promesa y una posibilidad ad-portas del bicentenario.
 
La alianza en el congreso de la república entre mafias y clanes familiares que han hecho de la educación un negocio (son los  “podridos” o corruptos de los que hablaba el historiador Basadre), unidos a grupos políticos radicales que amenazan con pena de muerte a sus opositores ( los “incendiados” de lenguaje maximalista a los que hacía referencia Basadre), a pesar que afilian en su interior a varios congresistas con acusaciones penales y su unión con grupos de poder económico, lograron vacar al presidente Vizcarra, prácticamente un linchamiento declarándolo incapaz moralmente, siendo jueces y parte en este juicio anormal. 
 
105 congresistas,  68 de ellos con juicios de diverso calibre, quebraron todo antejuicio, todo lo legislado y aplicando mal los artículos 113 a 117 de la constitución apelaron a la meliflua acusación de incapacidad moral, vacando a Martín Vizcarra,  preso de un sistema presidencial parlamentarizado que deja a los presidentes rehenes de los congresos cuando no se tiene un partido político ni congresistas en mayoría. 
 
En esa confabulación ingresaron toda suerte de alimañas y excrecencias del parlamento así como herederos de promesas y repartijas. Pero no contaban con la reacción del soberano que tomó las calles, no necesariamente en apoyo a Vizcarra sino en apoyo a la democracia amenazada por estas mafias que le robaban la democracia al Perú, los sueños, las utopías y todo porvenir a nuestra patria.
 
LA RESTAURACIÓN DEL NEOLIBERALISMO CONSERVADOR
Asombrosamente, el juego populista y mafioso de UPP, APP, AP, FP, FREPAP, a los que se añadió una izquierda despistada e incendiada (el ala radical del Frente Amplio) que habría dado medidas a favor de los jubilados vaciando el erario nacional, favorecido la apertura de lavaderos de oro en la amazonía mientras los clanes familiares se alistaban a fundar nuevas filiales universitarias en las provincias y licenciar a su TECSUP tumbándose a la Superintendencia Nacional de la Educación Universitaria (SUNEDU), avanzaba de la mano con la garra fascistoide de una burguesía que sacada de los sarcófagos en que se había colocado a la vieja clase política con el ciclo democratizador iniciado en la época de Paniagua tras tumbar a la mafia fujimontesinista, restauró en pocos días, pese a su discurso engañosamente anticorrupción, al neoliberalismo conservador.
 
La vieja clase política se ha fascistizado. Dos atávicos, Merino y Flores Aráoz, salidos de las cavernas con un troglodita como Dalesio, nada menos que en la cartera de Educación (¡!) son el mejor ejemplo. Flores Aráoz, sin entender las razones de la amplia movilización popular que pedía la cabeza de su presidente, buscaba desesperadamente un sociólogo que le explicara lo que no entendía. Poco pueden entender aquellos que jamás han amado al Perú viviendo de espaldas a los intereses de los compatriotas y en un mundo de derroche, lujos y comodidades.
 
La aristocracia arrinconada en nuestro país plebeyo volvía de la mano del premier Ántero Flores Aráoz. Con él, se unía al tinglado golpista, lo peor del mundo reaccionario, la Coordinadora Republicana (Rafael Rey Rey, José Barba, Milagros Leyva, Aldito Mariátegui). Sexistas, machistas, racistas a más no poder, se han burlado del pueblo desde el inicio solo que no contaban con la contundencia del poder de la calle. 
 
Es que al menor tufo dictatorial del gobierno de Merino y su aliado Flores Aráoz, la lucha democrática se trasladó a la calle, la que reaccionó contra el golpe no reconociendo a Merino como presidente. Adujo el artículo 46 de la constitución que reza: “Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador, ni a quienes asumen funciones públicas en violación de la Constitución y de las leyes. La población civil tiene el derecho de insurgencia en defensa del orden constitucional. Son nulos los actos de quienes usurpan funciones públicas”.
 
Vacado Vizcarra y siendo Merino el nuevo presidente, la calle ha reaccionado a lo grande en defensa de la democracia y la patria.
 
Sin querer queriendo, las mafias han logrado un efecto contrario a sus intereses: han provocado al pueblo soberano que se ha lanzado a la calle contra la antipolítica del mundo mafioso. La respuesta ha sido la contrapolítica de millares de jóvenes y mujeres en todo el país realizando marchas que superan a la histórica Marcha de los Cuatro Suyos. Es el clamor juvenil en su mayoría, no solo en Lima sino a lo largo y ancho del Perú, al que se han unido artesanos, ambulantes, obreros, precariado, desocupados, madres de familia, despedidos. Jóvenes y gente pobre luchando por un país diferente que la mafia una vez más le iba a arrebatar, su sueño de patria grande y hermosa. Esa ha sido la épica de los jóvenes en lucha en estos días tumbando la dictadura del usurpador Manuel Merino. 
 
ES UNA GENERACIÓN DIFERENTE
Rompen los jóvenes todos esos mitos que vendían muchos mayores de edad que desconfiaban de ellos por su supuesta falta de utopías, molicie y pura vida virtual. Esta muchachada le ha dicho a los viejos de edad y de espíritu que ellos son la generación del futuro y que en sus manos reposa toda gran transformación, no así necesariamente en la clase obrera, otrora vanguardia de los cambios, cuya CGTP desapareció del gran teatro del mundo.
 
Son jóvenes y muchas mujeres la vanguardia que vaticina la fuerza del bicentenario en el que estamos a las puertas. 
 
Esta juventud, a diferencias de las politizadas de otras épocas, tal vez carezca de una visión holística, integral de las cosas, muchos carecen de una agrupación partidaria pero ha demostrado una gran autenticidad, un amor a la patria, una integralidad digna de encomio. Ha puesto el pecho ante las balas de la policía y sus mártires y sus desaparecidos se convierten en referentes de sus luchas por una patria nueva y diferente. Su gran escudo ha sido la defensa de los ideales libertarios de la república.
 
Es la generación del twitter, del whatsap, del facebook, instagram. Al igual que los jóvenes en la plaza El Tahrir en Egipto citándose por internet y derrocando al dictador de turno, o a Ben Alí, el dictador tunecino que cayó ante el primaverazo árabe; al igual que esa gran juventud chilena que ha arrinconado al conservadurismo de Piñera obligándolo a ir a un plebiscito y cambiar la constitución o la juventud de las ciudades más prósperas sea en Hong Kong, Madrid, París, New York, Los Ángeles, se han movilizado sin aparentes liderazgos y han remecido las estructuras de sus sociedades.
 
Podrían ser nuestros hijos, jóvenes de 18 a 35 años, los que están en las calles contra la corrupción a favor de la democracia, de una patria justa. Son la reserva moral del Perú hacia el bicentenario en plena pandemia, recesión económica, desempleo generalizado. 
 
Con ellos vuelve el elan democratizador de la calle a la política, el que tendrán que calibrar los políticos en el futuro.
 
No se mueven por partidos. No se mueven por consignas. Es un nuevo modo de hacer política. Los partidos están entre ellos pero ellos mismos avanzan solos. Viven entre movimientos y colectivos o grupos de amigos.
 
No tienen líderes visibles pero les sobra garra, corazón, sentido heroico de la vida. Carecen de manifiestos programáticos pero son millares y ponen el pecho ante las balas del ancien regime para hacer valer su lucha fresca anticorrupción, por la democracia.  Se mantendrán VIGILANTES en las calles con una nueva ética, moral ante cualquier aventurero de la política. Están advertidos los advenedizos de siempre. Son la esperanza de un nuevo Perú, una nueva patria.
 
Es una nueva generación que no se puede analizar con los cánones y moldes de antaño. Pero es una generación porque por ella entendemos a conjuntos de individuos que en su medio social presentan nuevas utopías, nuevos modos de considerar al país, nuevas plataformas, nuevas sensibilidades, nuevos estilos y nuevos personajes. La frescura, novedad y fuerza de su mensaje me permiten hablar de generación. Las edades pueden acercar a los miembros constitutivos de una generación sin ser, necesariamente, su sentido categóricamente distintivo.
 
No la conceptúo en el sentido biológico-temporal dentro de los marcos de Ortega y Gasset que hacía nacer generaciones cada quince o veinte años. La generación es mucho más que algo motorizado por la edad. Ortega, además, habla de "figuras epónimas" mientras que nosotros preferimos hablar de coyunturas o hechos sociales nunca desgajados de su entorno y de su basamento clasista, los que en la concepción de Karl Mannheim determinan lo central de una generación.
 
Estamos ante una nueva agrupación de peruanos y peruanas que nos está dando ejemplo de que nada está perdido en el Perú y que de aquí han de salir los nuevos políticos de nuestro país. Hay que darle voz, liderazgo. Ellos son el sano futuro decantando todo sesgo violentista y anarcoide.
Mientras la generación del centenario (Mariátegui, Haya de la Torre, Emilio Romero, Raúl Porras Barrenechea, Luis Eduardo Valcárcel), era potente intelectualmente, la generación del bicentenario es clasemediera o empobrecida cuajada en la bronca callejera, vigilante de la repartija mafiosa. Debe pulir sus manifiestos programáticos, sus pautas organizativas pero nos acaba de demostrar que tiene el sentido heroico de la vida. Ya desde hace algunos años, las y los jóvenes se han traído abajo una ley de Estado (La ley de promoción del trabajo juvenil, conocida como la Ley Pulpín) y han derrumbado repartijas anteriores como la que se ensayaba en torno al CNM y TC.
 
Aquellos viejos que decían que todo estaba perdido, entre ellos nuestro maestro Zygmunt Bauman, diciendo con decepción que los jóvenes eran hijos y herederos de esta modernidad líquida, tal vez no entiendan bien el signo de estos tiempos nuevos. La muchachada tiene otra forma de ver la vida pero es igual de heroica. Basta ver su lucha en estos días vivida con épica.
Son jóvenes herederos de la inteligencia artificial. Pero son nuestros hijos, que han recibido nuestras enseñanzas. No debemos maldecirlos ni ensañarnos contra ellos.
 
Los miserables que decían que eran del MOVADEF son fuerzas que no permiten avanzar al Perú ad-portas del bicentenario. Son peruanos indignos que no entienden nada de nada. 
El Perú está por construirse hoy, en la lucha entre lo nuevo y lo viejo, lo nuevo y lo arcaico.
Hay que adecentar la política porque la política es el arte de servir a la sociedad y los arcaicos y las mafias han transformado la política en el arte de servirse de la sociedad para satisfacer apetitos personales.
 
Jack Pintado e Inti Sotelo, son los mártires de esta nueva generación, que tal vez en estos días aumente de número por la gran cantidad de desaparecidos. Ellos han dejado grabada su huella en las calles de este país y su estela heroica en estos tiempos posmodernos. No hay espacio para el pesimismo sino para el optimismo, queridos conciudadanos.
 
Son la sangre nueva que requiere el Perú del bicentenario en esta hora en que debemos Reperuanizar el Perú.
 
Esta es la nueva generación del Bicentenario frente a la charca en que amenazan convertirla los podridos de siempre o el infierno de los incendiados mientras los congelados miran el país indiferentes desde el balcón de la historia. 
 
 
¡¡¡ VIVA EL PERÚ !!!
 
 
*Decano Nacional del Colegio de Sociólogos del Perú
  Miembro directivo de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS)
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