Por Osmar Gonzales Alvarado
Fuente: Librosperuanos.com
Lima, noviembre 2012
El 18 de abril de 2012, fue presentada la edición facsimilar del libro emblemático de José Carlos Mariátegui, 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. La actividad se realizó en la Casa Museo José Carlos Mariátegui, del Ministerio de Cultura, y no había otro lugar más apropiado. Estuvieron a cargo de los discursos, el actual director de la Casa Museo, el historiador Ricardo Portocarrero, y Gustavo Espinoza, Presidente de la Asociación Amigos de Mariátegui. Deseo valerme de la realización de esa actividad para recordar el largo proceso que tuvimos que pasar para poder finalmente poner a disposición del público en general obra tan valiosa.
En la exposición “José Carlos Mariátegui. Vida y obra”, que se organizó en el año 2008 en el Museo de la Nación, presidida por la directora del ese entonces Instituto Nacional de Cultura, Cecilia Bákula, Gustavo Espinoza (a la sazón Secretario ejecutivo de la Asociación Amigos de Mariátegui) tuvo la feliz idea de proponer la publicación de la edición facsimilar de 7 ensayos, pues, sostuvo con razón, que no había una de ese tipo del libro más importante del pensamiento político peruano. La doctora Bákula acogió inmediatamente la idea y me encargó como director de la Casa Mariátegui que confirmara si no había problemas con los derechos de autor. Rápidamente hice las consultas necesarias y obtuve la respuesta que preveía: que al pasar más de 70 años de la muerte del autor (Mariátegui había muerto en 1930), la obra pasa a dominio público. No obstante, consulté con José Carlos Mariátegui Ezeta, hijo de Javier Mariátegui y nieto del Amauta, para saber si había alguna objeción de su parte. Obviamente, contestó que no había ninguna y, por el contrario, se mostró feliz con la idea.
Una vez solucionada la consulta legal, había algunas tareas que cumplir. En primer lugar, conseguir una buena primera edición para sacar de ella las imágenes para la impresión. El ejemplar que teníamos en la Casa Museo nos sirvió casi en su totalidad, pero había algunas páginas que no salían claras, así que hube de recurrir nuevamente a José Carlos para que me facilitara una primera edición de su propiedad, recién entonces pudimos contar con la totalidad de las imágenes de las páginas que originalmente componían la primera edición de 7 ensayos. No fue fácil esta primera etapa porque las máquinas a veces no tienen las características deseadas para lograr una edición perfecta. Aun así creo que se logró un nivel muy aceptable de nitidez.
Cumplido este paso había que pensar en quién podía escribir la presentación. Ahí recordé que para don Javier Mariátegui dos intelectuales eran quienes mejor habían desarrollado estudios sobre su padre: el historiador peruano ya fallecido Alberto Flores Galindo y el crítico italiano Antonio Melis. Sin conocerlo personalmente, envié un correo electrónico a Melis contándole el proyecto y solicitándole algunas páginas de presentación. Su respuesta no duró mucho y al cabo de unos días recibí su mensaje, el 26 de febrero de 2009, en el que me comunicaba que aceptaba gustoso el pedido con las siguientes palabras: “Estimado Dr. Gonzales: con mucho gusto escribiré el prólogo para la reimpresión facsimilar de los 7 ensayos. Le ruego que me comunique la extensión aproximada del trabajo y los tiempos de entrega. Un abrazo, Antonio Melis”. El 5 de mayo del mismo año recibí otro correo suyo diciéndome: “Estimado amigo: le envío el prólogo a los 7 ensayos, esperando que sea de su agrado. Le confirmo que entre el 21 de julio y el 10 de agosto estaré en el Perú. Un saludo cordial”. Adjuntaba al mensaje las páginas de presentación que tituló “Hacia la construcción de la nacionalidad”.
Pero también queríamos darle otro valor agregado a la edición facsimilar. Por ello pensé proponerle a Cecilia Bákula que podíamos reproducir el excelente y famoso comentario de Jorge Basadre (“Introducción a los 7 ensayos”, traducido del inglés por César Lévano), como una especie de Colofón. Pero aquí sí había un problema. Con nuestro historiador no se había cumplido el plazo legal para reproducir su obra, pues había fallecido en 1980. Ante ello, llamé a su hijo (muerto recientemente), el abogado Jorge Basadre Ayulo. Le expliqué nuestra intención y me pidió que le enviara por escrito la solicitud, aunque me adelantó que no habría problemas en dar su autorización para que el texto de su padre pudiera ser incluido en la edición facsimilar. Así lo hicimos. Redacté el oficio que Bákula remitió a Basadre Ayulo, y al cabo de unos días este contestó formalmente por escrito que daba su permiso. Inmediatamente, Cecilia Romero Vera Tudela, mi asistente entonces en la Casa Museo, mecanografió el extenso comentario de Basadre, y luego de corregirlo lo enviamos a la oficina de diagramaciones del INC.
Poco a poco íbamos cumpliendo con los pasos que requería una edición de este tipo, pero había algo más. Cecilia Bákula me pidió que en el libro se recogiera la exposición sobre Mariátegui y en donde nació la idea de esta edición, como ya rememoré. El editor del INC, Daniel Rodríguez hizo una muy buena selección de fotos que permite seguir la biografía del Amauta de una manera muy didáctica. Con esta sección, el cuerpo del libro estaba completo.
El siguiente paso fue la aprobación del diseño de la carátula del libro. No quisimos reproducir la archiconocida con diseño de Julia Codesido, sino que queríamos entregar al público una original, diseñada especialmente para esta ocasión. La artista gráfica, Giuliana Campodónico del INC hizo una composición muy bonita a partir de la famosa foto de Mariátegui de perfil tomada por el artista argentino José Malanca. Una carátula sobria pero con efectos agradables. Fue la cubierta perfecta para la primera edición facsimilar de 7 ensayos.
Por fin, teníamos todo lo que requeríamos para dar forma a la edición. Daniel se encargó de coordinar con su equipo de la oficina de diagramaciones para tener listas las pruebas. Las corregí por lo menos tres veces, junto a Cecilia Romero. Creo que quedó bien. El lector juzgará. Hacia fines de 2009 ya teníamos la diagramación completa del libro.
Pero faltaba un detalle: el dinero para imprimir el libro. Ya para 2009 era imposible programar su impresión dentro del plan operativo del INC. Esperamos el año siguiente. Lo incluí en el plan de la Casa Museo, pero los presupuestos en papel se quedan en papel. Otras prioridades fueron atendidas por una institución llena de necesidades. Pasó el año y veíamos con pesimismo el panorama para el año siguiente, de elecciones y cambio de gobierno. De todos modos, incluí nuevamente la impresión de la edición facsimilar como una prioridad de la Casa Mariátegui. Para entonces ya el INC había pasado a ser Ministerio de Cultura y Bákula había aceptado otras tareas fuera del país. El ministro Juan Ossio no tenía conocimiento de los antecedentes que he relatado para dar forma a la edición facsimilar. En resumen, había pocas posibilidades de lograr la aprobación de la partida para la impresión.
No obstante, producidas las elecciones generales, en primera y segunda vuelta, se produjo un interregno administrativo y se abrió una posibilidad, que Alfredo Álvarez, abogado destacado a la Casa Museo, puso en mi conocimiento. La información era que había un dinero en la dirección de museos que no había sido tocado y que se podía perder si no se proponían proyectos. Inmediatamente, redacté el oficio solicitando la aprobación del dinero para la edición facsimilar, al mismo tiempo que Alfredo iba a la oficina de administración para asegurarse que la autorización fuera firmada. No tardó más de una semana para que por fin fuera aprobado el dinero para la publicación. Inmediatamente nos pusimos en movimiento para conseguir tres presupuestos de imprentas-editoriales de prestigio, pues la obra así lo requería. Su impresión impecable está a la vista de todos.
Este fue el proceso que tuvimos que seguir para finalmente poder poner en circulación la primera Edición facsimilar de 7 ensayos. Y he querido recordar a todos que desde distintos espacios y formas contribuyeron a su realización. Cuando hay nobleza, obliga. Nada más lejos de mi interés menoscabar el trabajo y las iniciativas de otros. Solo cumplí el papel de coordinador, espero que el resultado sea bien valorado por el público lector.
Para terminar solo una anécdota. Cuando en octubre de 2011 vine a Buenos Aires a cumplir funciones de Agregado civil para asuntos culturales en nuestra Embajada —a invitación de Nicolás Lynch, actual Embajador peruano en Argentina—, traje un pequeño lote autorizado por el Ministerio de Cultura de la edición facsimilar, los cuales obsequiamos en una cena que organizamos en la sede de la Embajada con peruanistas argentinos. Había que ver sus rostros de emoción y orgullo de tener esa obra en sus manos, del considerado por la propia intelectualidad argentina como el gran pensador marxista de América Latina: José Carlos Mariátegui.