Por Tomacini Sinche López
Fuente: Expreso, Lima 08/05/12
http://www.expreso.com.pe/noticia/2012/05/08/medico-y-escritor
La novela “Merengue dominical” (Peisa, 2011) se presenta como una grata sorpresa literaria.
Andrés Vanderghem (Lima, 1945) es pediatra, está a punto de cumplir siete décadas de vida y acaba de debutar en el mundo literario con su novela “Merengue dominical” (Peisa, 2011), en la cual presenta, con la madurez del caso, a Coco Arraya, un joven estudiante de medicina, a través del cual nos irá contando las vicisitudes de dicha profesión. Un interesante debut del cual conversamos brevemente a continuación.
–¿Por qué esperar tanto tiempo para publicar su primera novela?
Siempre tuve la inquietud de escribir, de expresarme a través de la palabra. Desde joven he escrito muchos cuentos y poesías, pero de manera muy personal. Un día, hace diez años, me dije que esta serie de historias aisladas podían ser interesantes para una novela, así que empecé a buscar un eje conductor, el cual es este joven doctor Arraya.
–¿De qué manera ser médico lo ha ayudado a estructurar su novela?
En el pensamiento médico hay un orden muy nítido. Al inicio un médico se enfrenta a una primera impresión personal muy general; luego, está toda la información verbal de lo que puede estar pasando con el paciente; continúa la observación física. Uno arma objetivamente estas ideas captadas, se sabe cuál es la dolencia y se hace un plan de trabajo para dictaminar un tratamiento.
–Y esa metodología ayuda al médico a ordenar sus pensamientos en todo orden de la vida...
Cuando tenemos un problema personal, uno analiza lo que puede estar pasando, enumeramos las causas, priorizamos cuál puede ser la más importante e intentamos solucionar el problema. En conclusión, creo, definitivamente, que este pensamiento médico ordenado me ayuda a utilizar la mente de manera muy organizada para todo lo que se me presenta. Obviamente, también lo he llevado a la literatura y me ha servido bastante a la hora de escribir y estructurar el libro.
–¿Y por qué no fue escritor en vez de médico?
Nunca pensé en ser escritor. Nunca me lo plantee. Siempre quise ser médico. Lo que si tuve siempre fue un gran romance con todo lo que fuera creatividad, ya sea pintura, literatura, escultura, etcétera. Toda la vida he admirado a quienes hacen arte.
–Siempre se cree que la creatividad solo está ligada a lo artístico, pero también está muy ligada a lo científico…
Es muy cierto. No he incursionado en la creatividad científica, porque eso significa dedicarse a la investigación. Para ser investigador científico hay que tener cierta valentía, porque es un trabajo que da sus frutos a largo plazo. Es un trabajo de mucha paciencia. Tú puedes trabajar años con unas células específicas y querer saber qué está pasando con sus metabolismos. No tengo esa paciencia. A mí me gusta otro tipo de valentía: la de enfrentarme a un problema distinto cada diez minutos en mi consultorio.
–Volviendo al libro, la narración de “Merengue dominical” posee una madurez propia de usted y no de su personaje principal…
Creo que en el lenguaje se refleja la experiencia que he adquirido con los años. Esta novela sintetiza la madurez que poseo en el campo médico, pero sin emplear términos técnicos que podrían hacer complicada la lectura. He pulido mucho el texto, con ayuda de algunas amistades, que supieron aconsejarme al respecto. Hay que entender que no soy un profesional del lenguaje.
–Tengo entendido que viene preparando otra novela…
Sí, ya la he concluido y la estoy revisando, pero además de esa novela vengo escribiendo otra que me tiene más entretenido y ocupado. Tras la buena acogida de “Merengue dominical” he adquirido más confianza en mis dotes como escritor. Incluso tengo pensado más adelante realizar una novela biográfica sobre algún personaje histórico interesante. Estoy muy entusiasmado con esta aventura literaria.