Por Enrique Planas
Fuente: El Comercio, Lima 22 de Enero de 2012
http://elcomercio.pe/impresa/notas/evelyn-pais-fantasia/20120122/1363930
Pudo ser monja pero prefirió ser escritora: Evelyn García sorprendió el año pasado con “La casa del sol naciente”, una oscura novela sobre religión y fratricidio.
Una pareja de hermanos huérfanos habita una casa al borde de un frondoso olivar, en la imaginaria ciudad de Salem. Y mientras los lectores nos internamos en ese bosque, nos van guiando por el camino, como las piedras dispuestas por Hansel y Gretel, citas de Goethe y Dostoievski, poemas de Martín Adán y Luis Hernández. La joven escritora Evelyn García teje párrafos de sus lecturas de tradición europea con una historia rica en fantasía y sobrecogimiento, una novela psicológica cuyo tema es el fratricidio y los celos por el amor paterno. Y alguna dosis de ornitología.
Los lectores de El Comercio decidieron que “La casa del sol naciente” recibiera el Premio Luces a la mejor novela del 2011. Sus competidores fueron escritores tan prestigiosos como Carmen Ollé, Óscar Colchado Lucio o Miguel Gutiérrez, ¿Pero quién es esta joven escritora egresada de Literatura de San Marcos?
“A mi familia siempre le gustó leer”, nos dice ella cuando preguntamos por el inicio de su vocación literaria. “Mi padre fue economista, pero siempre trataba de que en mi casa hubiera colecciones de revistas que cogíamos con mi hermana. Aprendimos a leer muy rápido en el desván donde se archivaban las revistas. Era nuestro lugar de juegos”, recuerda.
En ese desván de la antigua casa donde vivía en el Cercado de Lima, se animaba también a escribir sus primeros cuentos. Tenía 7 años. Confeccionaba sus propios libros cosiendo papeles bond y se los daba a leer a su padre. “Él fue mi primer lector –dice–. Mi padre me decía que ser escritora podía ser mi camino”.
Precoz lectora de Dostoievski y Thomas Mann, es curioso que la vocación literaria de García haya corrido paralela a su intención de abrazar los votos religiosos. “Desde chica quise postular a la Orden de las Mercedarias de la Caridad. Iba al convento, almorzaba con ellas y a veces me quedaba a dormir”, recuerda. Sin embargo, las dudas afloraron cuando conoció a un muchacho en un curso de Teología. “Era un chico que se preparaba como catequista. Podía conversar con él cosas que nunca había hablado con nadie. Y me di cuenta de que la vida religiosa no era mi vocación. Era más como un sueño que me gustaría hacer, pero sé que no es mi camino”, explica la autora.
Así, después de escapar de un destino vinculado a la clausura, para ella la literatura se convirtió en otra ermita para refugiarse. “Todas las personas que se dedican a escribir viven abstraídas en sus historias. Yo he perdido muchos amigos por escribir, por ocuparme de mi mundo y olvidarme de las cosas de mi edad, como salir a bailar y todo eso. Pero pienso que escribir es un deber. Cuando tengo un recuerdo triste, lo escribo y sale de mí. Ya no tengo que cargar con él. Siento la necesidad de sacar cosas”, afirma.
Esa necesidad fue reconocida recientemente con el Premio Luces. Para ella, lo mejor de haberlo ganado fue ver lo feliz que su familia se puso con la noticia. “Mi papá me dijo que era la mejor noticia que le habían dado en sus 64 años”, comenta con tímido orgullo.
El tiempo de lo fantástico
Para García, su generación, aquella que empezó con el nuevo milenio, intenta alejarse claramente de la estética realista, la cual marca gran parte de nuestra historia literaria. “No se trata ya de escribir anécdotas que suceden en una ciudad”, comenta.
Su tercer proyecto literario busca novelar la historia de su familia materna en Cajamarca, abarcando desde los años de la Guerra con Chile hasta fines de la década del ochenta. “Es una historia que tiene mucho de fantasía –señala–. Allí, mi familia, mientras tomábamos el lonche, solía reunirse alrededor de una vela para contar historias sobre lagunas encantadas, almas en pena, desaparecidos, cabezas voladoras, y demás criaturas extrañas. No lo cuentan como leyendas. Para ellos es algo que existe realmente. Y yo quiero retratar eso”.