Por Ricardo González Vigil
Fuente: El Comercio, Lima 18/12/2011
http://elcomercio.pe/impresa/notas/churata-pez-oro/20111218/1349415
“El pez de oro”, de Gamaliel Churata, un texto que aborda múltiples géneros (narrativa, poesía, tradición oral, fábula, etc.), recién cuenta con una edición a la altura de su relevancia literaria y sociocultural.
Una edición con más de mil notas y la adaptación al sistema fonético establecido para las lenguas andinas es la labor de edición de “El pez de oro”, realizada por el principal estudioso y difusor del legado del Altiplano: José Luis Ayala, dotado exponente de la poesía en lengua aimara, además de talentoso cultor en español de la “cronivela” –mixtura de crónica y novela–, del cuento, el ensayo, la historiografía, el periodismo, entre otros.
CRECIENTE INTERÉS
La tercera edición de “El pez de oro” aparece justamente cuando el interés nacional e internacional por Gamaliel Churata comienza a ser significativo, aunque reducido al medio académico y sin repercusión en los panoramas y antologías de las letras hispanoamericanas. Ya Cecilia Vicuña y Ernesto Livon-Grosman, sin embargo, lo incluyeron en su antología bilingüe The Oxford Book of Latin American Poetry (New York, Oxford University Press, 2009): una lista selecta de voces de tiempos precolombinos hasta el presente. Esta edición de “El pez de oro” inaugura una biblioteca de seis volúmenes con escritos, documentos y fotos de Churata y el grupo Orkopata.
ESCRIBIR COMO INDIO
En la Homilía de “El pez de oro”, Churata distingue a los escritores que usan el español “como indio”, de los que escriben “en indio” (lenguas andinas). El modelo de ese escribir “en indio” es “Ollantay”, mientras que el uso del español “como indio” permite dos posturas: manejar magistralmente el español sin dejar de poseer sensibilidad indígena –el modelo es el Inca Garcilaso– y plasmar un español quechuizado, aimarizado, multiglósico, conforme el modelo de Guaman Poma de Ayala (ver recuadro).
DIEZ RETABLOS
Cuando en 1955 el boliviano Diez de Medina leyó “El pez de oro”, constaba de nueve partes, retablos o fábulas. Manuel Pantigoso relaciona el 9 con los meses de gestación, pero también alude a un modelo historiográfico: “Los nueve libros de la Historia” de Herodoto, con la apropiación andina efectuada por el Inca Garcilaso al dividir en nueve libros sus “Comentarios reales de los incas”.
En el caso de Churata, “El pez de oro” dialoga con la Biblia y los pensadores de pretensión poética, como Nietzsche; con las crónicas, en especial la de Garcilaso y, sobre todo, la multiforme de Guaman Poma.
Se diría que el apellido Diez del crítico boliviano estimuló a Churata a agregar un décimo retablo, más el prefacio de la Homilía.
Agudamente interpreta Manuel Pantigoso: “El proceso simbólico de los nueve meses de gestación para llegar al alumbramiento en el décimo”.
Es un alumbramiento a modo de una voluta en una re-volución (un volver al origen, cual la espiral de las órbitas planetarias) que devuelve la Edad de Oro; por eso, el décimo retablo se denomina igual que el primero y que el libro en conjunto: “El pez de oro”.
SÍMBOLO NUMÉRICO
Profundicemos en el simbolismo del 10. Tenemos el simbolismo pitágorico del 10 como tetractys (la suma de los cuatro primeros números: 1 + 2 + 3 + 4 = 10). Lo usa Dante en su “Comedia” (llamada comúnmente “La divina comedia”): una antesala más 9 círculos en el Infierno; 9 peldaños más la cúspide, con el Edén en el Purgatorio; y 9 cielos más la inmensidad de Dios, en el Paraíso; es decir, Dante también mantiene el simbolismo del 9 y le añade el del 10. Otro tanto acaece en Churata. Dante se adjudicó un rol profético (anuncia el Veltro o Lebrel, etc.) y confiere una textura sacra (aprendida de los sentidos de la Biblia: literal, alegórica, anagógica y moral) a su poema, al que pone un título con reminiscencias teatrales. Lo mismo ocurre con el subtítulo “Retablos” de “El pez de oro”.