Por Gonzalo Galarza Cerf
Fuente: El Comercio, Lima 17/12/08 http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2008-12-17/la-riqueza-pluralidad.html
Miguel Giusti ha publicado "El soñado bien, el mal presente. Rumores de la ética", un libro de filosofía para no filósofos en el que mezcla su experiencia como profesor (varios textos resultan muy didácticos) y su pasión por hacer de sus cátedras ensayos en los que se expliquen y cuestionen los temas centrales de la discusión ética y la tolerancia, la democracia y los derechos humanos, la filosofía y la literatura, entre otros.
¿Usted, a partir de una conferencia de Milan Kundera, explica la contraposición entre la filosofía y la novela o entre Descartes y Cervantes?
Es una tesis muy sugerente la de Kundera. Él dice que Cervantes debería tener en la historia de la cultura un sitial similar al de Descartes. Kundera está convencido de que Cervantes lo hizo mejor que Descartes, que comprendió más cabalmente el sentido de la experiencia humana, y da a entender que expresó mejor el sueño de la filosofía. Porque tanto él como Descartes escriben en el momento en que está terminando una civilización, se está acabando la época de la cristiandad y está surgiendo un mundo nuevo: la modernidad. Descartes es presentado como el constructor de un mundo tecnológico, uniforme, en el que se va a fundar la ciencia y la civilización racionalista de Occidente. Cervantes, en cambio, acoge la riqueza de la pluralidad y la complejidad de la vida, no es un moralista como lo es el filósofo.
¿Es en la diversidad de lenguajes y en la complejidad de la vida donde el hombre encuentra la libertad?
Claro, es un contraste entre el mundo utópico en el que se colocaría a Descartes; las utopías modernas son parametradas y en un mundo sin parámetros, donde se expresan destinos diferentes, hay más libertad. Es algo maniquea la contraposición, porque se puede decir que Descartes no es tal como lo pinta Kundera y la contraposición entre la filosofía y la novela no es tan extrema porque hay matices. Pero esa es la idea. La novela encierra un universo plural donde hay incertidumbre en lugar de certeza.
¿Es allí donde la novela rescata la figura del hombre, olvidada en la modernidad?
Kundera escribe este texto pensando que la novela está en crisis. Y Europa, lugar de nacimiento de la novela, está olvidando esa riqueza; es un lamento.
¿Al final la novela termina recabando un registro más íntimo?
En el libro de Alonso Cueto sobre crítica literaria, me llamó la atención que él se refiera a la literatura con dos afirmaciones: surge del asombro, dice, pero el asombro es una tesis de los griegos que afirman que del asombro nace la filosofía; y que la tarea del escritor es observar o tratar de entender la conducta de los seres humanos, y eso es también la filosofía. Hay una similitud entre asombro, sorpresa, curiosidad y recreación de los destinos de los seres humanos. Hay vasos comunicantes y hay filosofía contemporánea que busca el acercamiento con la literatura: Martha Nussbaum piensa que la filosofía no puede conseguir su objetivo, que es comprender la existencia humana, si no trabaja en comunicación con la literatura.
¿En ese sentido es un tema que a usted le fascina?
Sí, la comprensión de la existencia humana pasa por la literatura. Es una veta antigua, yo la menciono con relación a Platón, donde la literatura es fundamental. Pero también tiene que ver con una cuestión personal, cada vez me parece más cercano a mis intereses y a lo que puedo hacer: buscar una forma de ensayo filosófico, me gustaría cultivar eso.