Por Gonzalo Galarza Cerf
Fuente: El Comercio, Lima 20/12/09
http://elcomercio.pe/impresa/notas/reivindicacion-desde-dibujo/20091220/383662
El artista peruano registró en dibujos y textos su recorrido por Vilcabamba, en el Cusco. Esa obra ha quedado impresa en un valioso libro.
Su trazo como fuente de luz: para los capítulos oscuros y difusos de nuestro pasado. Sus palabras como gesta liberadora: para ese pueblo inca que resistió y peleó desde un terreno tan duro y difícil pero también tan fascinante como es Vilcabamba y cuya historia ha quedado sepultada por el olvido. “Siempre había querido conocerla después de leer la historia de los últimos incas. Me llamaba la atención esa decadencia y ese resplandor que muere como un sol que se extingue”, dice Ricardo Wiesse , quien recorrió 160 kilómetros en seis días. De Huancalle a Vilcabamba la nueva y luego a Vilcabamba la vieja, en Cusco.
“La felicidad de dibujar y transitar por esos sitios y encontrarme cara a cara con la piedra Yúrac Rumi, que fue el emblema de las últimas generaciones de los incas, y todo el saber que se extingue en esa belleza que he apreciado detenidamente y que me cargará de acá en adelante”, señala el artista peruano, cuyos dibujos a lápiz y textos de verso libre y otros más informativos, acompañados por fotos de Christian Vieljeux, han sido publicados en “Plumas del Antisuyo. Vilcabamba, raíz y piedra”, como un valioso registro.
En los dibujos parecen haber esos momentos calmos tras haberse librado batallas…
Estás pisando los pasos de una pelea a muerte. El paisaje desierto, porque no hay mucha gente. Durante el viaje he dibujado lo que he podido y una vez que hemos llegado a Espíritu Pampa, donde al lado están las ruinas de Vilcabamba, he podido escabullirme un rato de la lluvia y dibujar. La naturaleza allí te dice en qué momento puedes hacerlo.
Parecen los orígenes de la pintura esos paisajes
Claro. Además muy privilegiado de llegar con material y la deliberación de dibujar y registrar el sitio. La verdad no he encontrado muchos documentos gráficos del sitio. Christian ha documentado todo. El registro suyo es inédito.
¿Lo han hecho como antiguos exploradores?
Sí, como Guamán Poma y todos esos viajeros que han buscado transmitir la experiencia de lugares a los que no se va a llegar comúnmente y llegar a otros a través de la representación.
Esto le habrá traído recuerdos de la infancia porque de chico usted dibujaba mapas.
Sí. La geografía y la cartografía están metidos y uno trata de ubicarse en esa zona misteriosa y poco transitada. Hasta hace poco la cartografía no estaba detallada ni mucho menos. Y había muchas leyendas e imperfecciones al respecto. Se ha venido a confirmar que la Vilcabamba de los incas es Espíritu Pampa con el trabajo de John Hemming y de Vincent Lee. He buscado resumir la historia en un planteo de viñetas y hacer como facetas que se van descomponiendo en el tiempo. La historia de los incas termina y el libro acaba como una especie de alabanza del lugar, del Tunqui, el gallito de las rocas, y mi preocupación por el lugar y su futuro y su preservación ecológica.
Y por esa gente que queda como Juvenal, a quien retrata.
Por supuesto. Hay todo un estilo de vida que ha sido producto del aislamiento del sitio. Ahora el canon minero puede darle mucho dinero y carreteras pero para una explotación alocada. No sé cuánto pueda soportar el Perú una suma de inconsciencia respecto al maltrato. La tierra no es algo yerto, vive y reacciona y no se va a quedar tranquila con la estupidez humana.
Esta tierra que ha recorrido es de frontera, de mitos
Los mitos de todo este encuentro con tribus que no pudieron ser sometidas. La gente huía adentro del bosque. Todo este conocimiento que la contemporaneidad desconoce. Y la poetización del espacio y territorio y de nuestra historia es algo que a mí me motiva mucho. Simplemente le doy rienda suelta a esa ebullición después de un viaje tan motivador. Siempre me ha fascinado el tiempo de la decadencia expresada en la vegetación que se apropia de la construcción humana y la devora, eso es un tópico romántico; y ese encuentro de la arqueología con la naturaleza viva, con el espacio totalmente succionado como Pachacámac.
Finalmente ha sido un camino de liberación.
Me he sentido muy cercano a esta reivindicación, porque hay que reivindicar a estos últimos incas, a Vilcabamba, y darle el lugar histórico que se merece. Es un santuario histórico al que el amante de la historia debe ir a peregrinar y sacarse el sombrero frente a la resistencia histórica de estos hombres que estuvieron cuarenta años internados en un hábitat que no es el suyo, y que buscaron defender su modo de ser, su cosmovisión y sus dioses y valores hasta el último. Hasta el final.