Por Giancarlo Stagnaro
Fuente: El Peruano, Lima 05/08/08
Tras una serie de periplos dentro del país, el poeta Róger Santiváñez publica su más reciente poemario: Labranda (Hipocampo y Asaltoalcielo editores, 2008). Lo atajamos horas antes de que emprenda viaje a su tierra natal, Piura, y nos ratifica la enorme deuda que tiene con la tradición poética peruana moderna.
Su residencia en Estados Unidos, en donde se dedica al trabajo académico, no ha sido impedimento para la escritura poética. Al contrario, estos son años en los que Santibáñez viene publicando con relativa frecuencia. El año pasado presentó el poemario Amastris en Chile y también la recopilación Dolores morales de Santiváñez. “En Estados Unidos tienes que trabajar como todo el mundo para subsistir. Voy armando estas colecciones que de un tiempo a esta parte son producto de un trabajo constante, de una cierta disciplina que me he ido imponiendo. La poesía se ha convertido en una zona liberada, es un acto de liberación personal”, revela el poeta.
Mantener una cierta independencia o pureza, sin caer en la alienación, resulta fundamental para Santiváñez. “Yo identifico lo puro en la poesía con la libertad. Es un espacio de utopía, de realización plena del ser humano, en términos poéticos. La utopía que persigo es la utopía de lo bello, que para mí se plasma en los ritmos y cadencias de los versos de un poema. Esta utopía me mantiene viva para conseguir la belleza a través de la palabra y la música con que se asocia. Esa es la pureza del arte que yo buscaría.”
A Santiváñez le interesa la contemplación de la forma pura. Dicha línea nos remite a la vanguardia representada por Trilce, de Vallejo, libro cuyo trabajo en el nivel del lenguaje hace posible la ruptura con el sistema literario establecido a nivel poético. “El tema no me importa actualmente, sino la música, y voy encontrando el tema o la semántica envuelto en la música. Es algo que capto en el proceso de escritura. Por un sonido llego a un recuerdo real de mi vida y lo transformo en una imagen. Esa imagen me lleva a otra imagen y así.”
Poeta neobarroco
Con su libro de 2005, Eucaristía, Santiváñez viene experimentando con el neobarroco. La experimentación profunda con el argot y la replana lo condujo a una búsqueda autorreferencial en el lenguaje. Planteamiento que muchos poetas latinoamericanos vienen practicando desde hace más de dos décadas. “Son niveles de trabajo que apuntan a una propuesta de ruptura frente al conversacionalismo, que ya mucha gente, y me incluyo en ellos, lo sentimos superado, al empezar esta nueva sensibilidad que estamos experimentando.”
Labranda representa un avance en ese sentido, sin perder el toque melancólico que caracteriza a entregas previas. “Una nueva música que he empezado en el plano de lo utópico con los temas de toda la vida: el amor, la muerte, la historia, la identidad, la memoria. Con este cambio de perspectiva en el lenguaje, intento nombrar la realidad de otro modo y plantear que otro mundo es posible."
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