Alejandro Romualdo
En memoria de Alejandro Romualdo  En memoria de Alejandro Romualdo

Por Carlos Bernasconi
Fuente: La República, Lima 25/06/08
http://www.larepublica.com.pe/content/view/228411/28/

Tras casi un mes de la muerte del poeta, un testimonio que lo retrata. Vate de la generación del 50 mantuvo sus principios éticos hasta el final de sus días.


Poeta y amigo de toda una vida, Existencia ardua, luchada en esteparia soledad, plena de avatares pero creativa.

¿Cómo recordarlo, tras sus inolvidables poemas, geniales ocurrencias humorísticas, acertadas caricaturas, reniegos y sorpresivas carcajadas?

De su obra literaria se ocupará la crítica, seguro con acierto o lo contrario como es normal. Pero no me cabe duda de su empecinado sentido ético. Jamás recurrió a mover un dedo para lograr un beneficio inmerecido ni aceptar una ventaja o sinecura que le ofrecían por sus méritos. En un mundo contaminado, se mantuvo químicamente puro. Aislado, se negaba a participar en alguna publicación en la que colaboraba alguien, que, en su opinión, no había procedido conforme con sus ideales.

Ingresamos, en 1945, en la Facultad de Letras de San Marcos. Luego de dos años, nos reencontramos en la Escuela de Bellas Artes. Reciente ganador del Premio Nacional de Poesía, en 1951, compartimos un viaje en el, para nosotros, majestuoso Reina del Pacífico, rumbo a España cargados de ilusiones. Era, también, su luna de miel, pues hacía dos días había desposado a la siempre recordada Teresa.

Nos frecuentamos durante un año en Madrid, donde nació Rodrigo, al que cargué en su bautizo.

Romualdo vivió una España sufrida tras la guerra civil, donde las necesidades bordeaban la miseria, se sensibilizó y contactó con importantes poetas de ese noble, generoso país. Allí lo dejé mientras Rodrigo daba la baba por la vida.

Tres años después lo encontré en Lima definido en sus ideales socialistas, participando, con frenesí, en el ambiente cultural y político.

Imposible soslayar a su compañera Teresa, cuya colaboración como mujer y madre fue de suma importancia en la obra de su esposo. Atenta a su producción, lo siguió en sus exilios y tribulaciones.

Deja una obra vasta en temas y técnicas que enriquecen nuestra poesía. Fue homenajeado en Salamanca y editado en Italia. Acá, en su país, su poema a Túpac Amaru es tan famoso que, al decir de Antonio Melis, como toda obra notable se convierte en anónima. Sin embargo, sería una necedad esperar un gesto oficial.

Lo visitaba con frecuencia. En una oportunidad me comunicó que había terminado con la poesía, que no escribiría una línea más. Ahora, me dedico a las artes plásticas, me dijo, y creo haber conseguido un lenguaje propio. Dos días antes de su fallecimiento, me mostró sus interesantes trabajos en blanco y negro.

LA DESPEDIDA
En el homenaje póstumo en San Marcos los oradores elogiaron su obra, leyeron algunos de sus poemas; un par de delegaciones escolares colocaron ofrendas florales y se mostró un video que nos permitió escucharlo recitando su famosa cantata. A muchos se nos humedecieron los ojos.

Mi "dulzura", como le llamaba a su hija Laurita, ejemplo de amor filial, agradeció emocionada.

Se fue, descansó, se podrán decir muchas cosas de su vida, obra, obsesiones, y voluntaria reclusión… pero no podrán olvidarlo.

EL DATO
Carlos Bernasconi. Es un reconocido escultor y fue uno de sus amigos más entrañables quien desde hace mucho tiempo se mantuvo cerca y atento a nuestro recordado poeta.

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