Por Ricardo González Vigil
Fuente: El Comercio, Lima 17/12/07
Ahora que la narrativa reciente dedicada al tema de la guerra interna de los años 80 y 90 está concitando el interés de los medios masivos de comunicación, recibiendo premios y atrayendo sellos editoriales poderosos, conviene hacer justicia a quienes abordaron esa temática desde la convulsa década de los 80. Ahí una de las voces a destacar es la de Julián Pérez (Ayacucho, 1954), autor de los libros de cuentos "Transeúntes" (1984) y "Tikanka" (1989), a quien le debemos la excelente novela "Retablo" (Premio de la Universidad Federico Villarreal 2003), la obra más intensa (penetrante retrato psíquico y ético) que se haya publicado sobre el mencionado conflicto, propia de un autor sacudido "desde dentro", desde sus raíces familiares, por la hecatombe nacional.
Antes de tejer "Retablo", Julián Pérez dio forma a la novela "Fuego y ocaso" (1998), comentada elogiosamente por Washington Delgado: "Novela de notable dosis de poesía en su lenguaje, con destreza de imaginación logra incorporar elementos referenciales disímiles como son la ciudad y el campo, el mundo interior y exterior de vidas en trance de enfrentar episodios dramáticos o aparentemente anodinos, desde perspectivas diversas y hasta encontradas".
Lo que percibió Delgado se desplegó admirablemente en "Retablo", donde el protagonista no se queda en Ica, al borde de la violencia de esos años, sino indaga en el meollo mismo de Ayacucho, en una búsqueda personal -diríamos- de la verdad y la reconciliación. Luego del logro de "Retablo", Pérez decidió reescribir de cabo a rabo "Fuego y ocaso" para plasmar una obra artísticamente superior: "El fantasma que te desgarra". No solo la prosa fluye más expresiva, y el montaje de tiempos y de tipos de discurso (supuestos reportajes, fragmento de novela, testimonio o crónica de quien está decidido a ser novelista, etc.) ha ganado en solidez vertebradora; sino que ya no se contrapone lo acaecido en 1983 ("fuego") y la vida frustrada del protagonista como anodino profesor en 1990 ("ocaso"), porque aquí el desmadre terrorista no deja de lacerar al protagonista como un fantasma que lo desgarra (de ahí el nuevo título) y se subraya el descubrimiento de su potencial como novelista (no un ocaso, más bien un "amanecer" como escritor).
Aunque lacerante, la revelación final es positiva, con sabor a reconciliación: "Había arribado al lugar donde construía su discurso el bando ignorado, había encontrado la palabra del otro real () Comprendí a Jesucristo cuando pregonaba que no existe amor al prójimo si no se es capaz de amar a quien te martiriza, a quien te desgarra y te hace entender así cuán ruin, egoísta, insensible y prehistórico eres". (p. 161).
Argumento
El protagonista es un maestro primario que en 1990 quiere consagrarse, de una vez por todas, a ser un novelista relevante y hondo. Para ello, recuerda cómo siete años antes, buscando reconocimiento como reportero, viajó a Ica y se entrevistó con un viejo que le contó sucesos de la violencia en tierras ayacuchanas, material que él reelaboró para remitirlo a Lima como supuestos reportajes ayacuchanos en directo. Consulta a un experimentado profesor universitario, quien critica el texto que proyecta escribir usando de sus falsos reportajes, instándole a que conozca las teorías posmodernas, lleno de desprecio hacia el mercado editorial internacional.