Hacer para obviar la tragedia
Por Rubén Yaranga M.
Fuente: Variedades 242, Lima 12/09/11
Claridad tan obscura nos narra la vida épica del jesuita Antonio Ruiz de Montoya. Con esta obra, Carlos Herrera desnuda virtudes y flaquezas del hombre cuando el manto de la tragedia le cubre.
Lo imprevisto, que se dibuja como tragedia, es lo que acontece en la obra motivo de nuestro comentario. Un religioso (R.), un psiquiatra (M.), su secretaria (G.) y un escritor se ven atrapados en un lugar debido a que se desencadena una desgracia que los aísla. Esto es el comienzo y lo que sirve de pretexto para que el último de los personajes nombrados escriba la historia de un personaje vinculado a la historia del Perú y que como religioso realizó una obra evangelizadora entre las tribus que moran en las orillas del río Paraná. Un personaje que sabe que tiene una misión en la vida y que debe cumplirla. La recomendación es la del profesor, que no tiene nombre y apellido, sino que responde a la letra M, mismo personaje kafkiano.
No todo es malo, pues los aislados cuentan con provisiones para alimentar el cuerpo y el alma: una buena despensa y una excelente biblioteca. Es el salvavidas que les arroja a sus criaturas el escritor arequipeño Carlos Herrera en Claridad tan obscura, para que sobrevivan o que se alargue su existencia por unos días más. Algo hay que hacer para sacar del pensamiento de los personajes la tragedia con la que convivirán no se sabe por cuánto tiempo. Los días que pasan juntos en esta experiencia en la que ninguno de ellos ha pedido ser partícipe sirven para reflexionar si lo que hacen vale o no vale la pena. El verbo hacer es la constante mientras esperan lo que viene, no se sabe qué. La tensión y el suspenso se pasean en esos predios y asfixian a los personajes. "Más bien, escriba lo que sabe hacer. Una novela. Que será útil: nos sacará, un poco, de acá", es lo que expresa G. al escritor y patentiza lo que líneas arriba está escrito.
El escritor, el 29 de abril, escribe en su diario: "... Hoy comencé a escribirla. Y después me recompensé donde el padre R. con una doble ración de whisky. Bautizos". Investigando sobre la vida del hijo de doña Ana de Vargas y de don Cristóbal Ruiz de Montoya, Antonio Ruiz de Montoya, a quienes él perdió cuando contaba con cinco y ocho años de edad, respectivamente. La vida religiosa sería el camino señalado para el pequeño Antonio. La historia del jesuita que creará las reducciones de los guaraníes en Paraguay y Argentina, va tomando forma y se intercala con los apuntes que van llenando las hojas de su diario, y las conversaciones con M., R. y G. giran en torno a su encierro, sus inquietudes de si la vida tiene sentido, sobre la validez de la escritura y otros quehaceres.
La novela describe la lucha de Antonio Ruiz de Montoya por el respeto a los derechos de los guaraníes, que no solo es promulgar leyes, y que tomar las armas es una opción para defender su libertad. El hombre es el lobo del hombre y la colonización es su sello distintivo. Primero, los españoles; luego, los portugueses persiguen con saña a los guaraníes hasta Argentina para esclavizarlos. Este hecho ha sido recreado por el cine en el filme La misión, que tuvo como protagonista al cotizado actor Robert De Niro.
Claridad tan obscura es una novela dentro de otra novela. Es el presente amenazado que habla del pasado.