Rodolfo Hinostroza
“Soy poeta Gremial” “Soy poeta Gremial”

Por José Vadillo Vila
Fuente: Variedades Nº 246, Lima 10/10/11

Ad portas de cumplir los 70, nuestro bardo mayor también celebra este año las cuatro décadas de su poemario Contra Natura. Amigo de sus colegas, cree que debe haber algo genético en el amor por el arte.

Usted ya es un clásico en la poesía latinoamericana.
–Cuando uno hace una obra que es reputada como notable, entonces pasa a convertirse en clásico. Es lo que me está sucediendo. Todos tenemos la intención de hacer una obra que sea considerada clásica, algunos lo conseguimos y otros no. Me halaga ser considerado un clásico moderno.

Está próximo a publicar sus perfiles de 20 poetas peruanos, Pararrayos de Dios...
–He sido muy amigo de la mayoría, entonces trato de dar un perfi l del poeta, que es muy difuso. A los pintores los identifi camos más rápidamente, hasta por la forma de vestir. Pero (los poetas) tenemos características en común que he tratado de destacar, algunas locuras propias. Es un homenaje a mi propio gremio.

¿Como poeta es muy gremial?
–Sí, me siento muy gremial en ese sentido, porque mi padre ha sido poeta, me he criado y conocí a muchos poetas.

¿Alguno de sus amigos bardos fue una suerte de maestro?
–Juan Gonzalo Rose me enseñó mucho más que poesía, actitudes poéticas. Andábamos mucho César Calvo, él y yo. Admiré mucho a ambos.

Es raro encontrar amistad entre vates...
–No, no es tan raro. Se dice eso porque los poetas tenemos fama de ser muy ególatras, pero tengo muchos amigos poetas. Con Toño Cisneros, que es de mi generación, tenemos una magnífica amistad de más de 30 años. Los poetas nos respaldados unos por otros, tenemos una especie de sentido gremial.

¿Hay riesgos en su profesión?
–¡Esto es un tremendo riesgo! Porque uno, finalmente, ya sabe que puede morirse pobre, a menos que haya un milagro. En general, es difícil que uno pueda ganarse la vida como poeta. Y admiro mucho al que tiene el valor de asumirse como poeta.

Por eso se ganó los frijoles como periodista.
–¿Quién se gana la vida como poeta? Neruda fue el único porque de sus Veinte poemas de amor... se vendieron como tres millones de ejemplares. Entonces, el oficio que tengo es de periodista. Desde los 19 años he trabajado en radio, televisión y prensa para ganarme la vida.

Este mes va a cumplir los 70 y, por el contrario, los poetas tienen la fama de jóvenes y malditos.
–El poeta maldito suele convertirse en maldito poeta (ríe). Gonzalo Rose me decía una cosa muy sabia: hay momentos para escribir poesía. Una era la extrema juventud, como Rimbaud, Westphalen, Eielson o como yo mismo, que podíamos hacer libros muy buenos siendo muy jóvenes. Otra ola son los poemas de la madurez, y también otra, en la etapa en que estoy.

¿Qué le depara al poeta Hinostroza?
–Supongo que escribiré algo importante. Tengo un esbozo medio vago correspondiente a mi edad, experiencia, conocimiento. Tenía un proyecto de un libro llamado Dioses, pero no sé si lo continuaré. En todo caso, me siento muy instalado a mi edad, agradezco a los dioses por darme buena salud.

¿Qué recuerdos tiene de sus padres?
–Mi padre, Octavio Hinostroza Figueroa, fue muy importante para mí, fue el mejor poeta de Huaraz, a mí entender. Mi libro Pararrayos de Dios lo empiezo con una crónica sobre mi padre y lo termino con Arguedas, ambos eran muy parecidos, eran serranos y hablaban quechua.

Usted también es un crítico gastronómico muy respetado.
–Ya lo dejé. Creo que mi misión está cumplida. Me metí en esta cosa coyunturalmente porque alguien tenía que hacerlo. Ahora, que lo hagan los cocineros, yo soy poeta.

¿Literatura y gastronomía comparten algo?
–Comparten el gusto de vivir.
 

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